EE UU instala baterías de misiles Patriot en Jordania para interceptar proyectiles de Irak
El rey jordano se alinea con Washington, pese a la oposición de la población a un ataque
Jordania recibió ayer en calidad de préstamo de Estados Unidos tres baterías de misiles Patriot, similares a las desplegadas en los últimos meses en Israel. Los proyectiles empezaron a ser inmediatamente desplegados en los alrededores de Ammán y en Irbid, a 80 kilómetros al norte de la capital jordana. La entrega de estos misiles demuestra de manera inequívoca el compromiso del rey Abdalá II con la política del presidente George W. Bush respecto a Irak, a pesar de la actitud de la población, que ahora como 12 años atrás se alinea con el régimen de Sadam Husein.
Los misiles Patriot, aunque han sido presentados en Jordania como un elemento clave en la defensa de su territorio, en realidad configurarán una primera barrera de protección de Israel. Las baterías asentadas en territorio jordano tienen como verdadera misión tratar de interceptar los proyectiles Scud que Irak pudiera disparar contra objetivos israelíes en cuanto se desate el conflicto, según aseguraban ayer en Ammán fuentes diplomáticas.
La entrega de los misiles, que Jordania deberá devolver a Estados Unidos a finales de año, en cuanto se haya acabado el conflicto, fueron pedidos por el rey Abdalá II al general Tommy Franks, responsable de la operación militar de EE UU contra Irak, el pasado 23 de enero, después de haber tratado en vano de conseguir de Rusia un sistema de defensa aérea por el que hubiera tenido que pagar 22 millones de dólares. Días atrás Jordania recibió también de EE UU seis aviones de combate F-16, lo que configura la primera entrega de un total de 16 aparatos, un regalo que EE UU hace a uno de sus mejores aliados en la zona.
Los dos regalos militares ponen en evidencia los compromisos del rey Abdalá II con la política de Estados Unidos sobre Irak, a pesar de que el discurso oficial ha reiterado en los últimos meses que Jordania no estará al servicio de ninguna de las potencias enfrentadas en este conflicto y que no permitirá que su espacio aéreo se vea violado.
"El rey Abdalá ha preferido esta vez aliarse con Estados Unidos contra Irak, en oposición a la opinión de la calle jordana, lo que supone un cambio radical a la postura que su padre Hussein mantuvo hace 12 años en la guerra del Golfo", aseguraba ayer Hamsa Manssur, secretario general del Frente de Acción Islámica, el principal partido de la oposición, que desde hace dos años encabeza una plataforma de contestación democrática al monarca.
Las críticas de los islamistas al rey por su apoyo a EE UU en la guerra contra Irak apenas llegan a la opinión pública, entre otras razones, porque desde hace dos años, coincidiendo con el inicio de la Intifada palestina, Jordania vive una situación de excepción. El rey ha disuelto el Parlamento y no hay ninguna fecha prevista de elecciones. Además ha recortado ostensiblemente las libertades de prensa y de manifestación, lo que impide a los ciudadanos salir a la calle tanto en apoyo de la causa palestina como a Sadam Husein. A pesar de estas restricciones, el pasado sábado se celebró en Ammán una marcha a favor de Iraken, en la que participaron unas 3.000 personas, y que contó con el beneplácito oficial.
A favor de Sadam
"Saldremos a la calle en cuanto empiece la guerra en Irak; claro que saldremos en apoyo de nuestros hermanos árabes y de Sadam Husein", aseguraba ayer Aayshah Abu Salem, de 58 años, responsable de la Unión de Mujeres de Irbid, una de las ciudades donde los misiles norteamericanos Patriot han empezado a ser instalados.
Como si fuera un reto a la política del Gobierno del rey Abdalá en apoyo de Estados Unidos y contra Irak, las mujeres de Irbid han empezado a reclutar voluntarios para ir a Bagdad en cuanto empiece el conflicto y convertirse en escudos humanos. Aseguran tener en sus listas ya más de 100.000 nombres, a pesar de las amenazas de los servicios de seguridad jordanos y el temor a que sus casas sean destruidas.
Los comités populares de apoyo a Irak trabajan desde hace semanas en Jordania en la semiclandestinidad, en un intento de evitar represalias. Añoran los viejos tiempos de la guerra del Golfo, cuando el anterior monarca, el rey Husein salió a la calle para encabezar las manifestaciones de apoyo a Sadam Husein. Ahora las cosas han cambiado. El Gobierno jordano no quiere convertirse nuevamente en víctima, sin recibir nada a cambio. El rey Abdalá ha preferido ahora apostar por los más fuertes.
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