Volatilidad extrema
Los mercados han entrado en una fase de volatilidad extrema, consecuencia de la escasa aceptación de los planteamientos estadounidenses respecto de Irak y de una situación económica global que parece lejos de la recuperación.
Wall Street abrió a la baja por el temor de los expertos a un ataque unilateral por parte de Estados Unidos, que obligaría a este país a correr con la mayoría de los gastos, y porque el índice de productividad del cuarto trimestre del año pasado descendió el 0,2%, cuando se esperaba una subida del 0,4%.
En Europa las cosas no estaban mejor tras conocerse las previsiones de la CE sobre crecimiento económico. Según esas previsiones, la eurozona podría entrar en recesión o crecer el 0,3% en este trimestre. La decisión del Banco de Inglaterra de rebajar en un cuarto de punto los tipos de interés, hasta el 3,75%, también obedece a la necesidad de reactivar una economía que funciona muy por debajo de sus posibilidades.
La reacción de los inversores volvió a decantarse del lado vendedor y todas las bolsas mostraban signo negativo al cierre de la sesión. El Ibex 35 perdió el 1,95% y entra así en una confusa dinámica de "dientes de sierra" que asusta a la inversión particular. La contratación en el Mercado Continuo descendió hasta los 1.231,13 millones de euros, una de las más bajas de este año, como consecuencia del temor de esos inversores a tomar posiciones, incluso con los índices cerca de los niveles mínimos del año.
La Bolsa de París perdió el 1,68% y Londres el 2,22%, mientras que Francfort bajaba el 3,30% poco antes del cierre. En esos momentos, Wall Street recuperaba posiciones y el descenso del índice Dow Jones era de sólo el 0,48%, pero se mantenía por debajo de los 8.000 puntos.
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