Una mujer pierde la vida acuchillada por un vecino que asaltó su chalé
El hijo de la víctima se tiró desde la ventana de su habitación para huir del atacante
Unos chillidos desgarradores rompieron la madrugada de ayer la tranquilidad de Valdetorres de Jarama. Era el grito de José Antonio P., de 20 años, que acababa de ver cómo su madre, Piedad García Gómez, de 50, moría acuchillada por su vecino, Antonio M. M., de 28. Éste entró a robar en la vivienda colindante, creyendo que estaba desocupada, y fue sorprendido por la dueña, que le hizo frente. El asaltante la apuñaló 10 veces. El hijo subió a su habitación y se tiró por la ventana para huir. En la caída se fracturó ambos tobillos. A rastras, cruzó al chalé de enfrente y pidió ayuda. El supuesto homicida fue detenido cuando entraba a su trabajo.
El homicidio se produjo sobre las siete y media de la mañana en el número 2 de la calle de Manzanares, en la urbanización Valdelamiel. Según los vecinos, el marido de la víctima y su hijo menor, de 16 años, acababan de salir del domicilio, ya que el cabeza de familia iba a llevarlo al colegio y después se marchaba al trabajo. "Ella [Piedad] siempre se levanta muy pronto y estaba con la familia para prepararle el desayuno", comentó una vecina.
A esa hora irrumpió en el domicilio Antonio M. M. Para colarse en el chalé, aprovechó la rendija de la ventana de la cocina que siempre estaba abierta para airear este recinto. Instantes después, se metió en el interior para hacerse con los objetos de valor. La dueña de la casa oyó ruidos en la parte de abajo y se dirigió a la cocina, donde se encontró de frente con su asaltante. Se inició entonces un enfrentamiento. En un momento dado, el supuesto ladrón cogió un cuchillo de la cocina y asestó 10 puñaladas a Piedad García. Tres de ellas le alcanzaron el cuello y el resto, por el cuerpo. La mujer murió prácticamente en el acto.
El hijo de la víctima oyó ruidos y gritos en la planta baja (el chalé consta de dos) y bajó a ver lo que pasaba. Se halló con la dramática escena de su madre caída en el suelo en un gran charco de sangre y, frente a ella, a su supuesto homicida. El joven subió corriendo las escaleras y entró en su habitación, ya que el homicida le seguía amenazándole con el cuchillo. El hijo de la fallecida cerró la puerta y salió por la ventana. Se bajó por el tejadillo que cubre la puerta de entrada del chalé y desde allí se deslizó al suelo. En la caída se fracturó ambos tobillos, por lo que comenzó a gritar.
"Eran unos chillidos desgarradores. Como era de madrugada, pensé que era el perro de la vecina, que muchos días no para de ladrar. Sin embargo, cuando he salido a la ventana, he visto que eran de una persona, por lo que he pensado que algo muy malo estaba pasando en la casa de Piedad", señaló María Luisa Rodríguez, vecina de la urbanización Valdelamiel.
El joven, a pesar de su inmenso dolor, fue arrastrándose por la parcela de su chalé. Cruzó la calle y alcanzó la vivienda de enfrente, en el número 3 de la calle de Manzanares. En total, unos 25 metros agónicos. El joven pulsó el timbre y pidió ayuda. Sus vecinos salieron alarmados y, tras ayudarle, avisaron a los servicios de emergencias 112.
Al lugar acudió una UVI móvil del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid (Summa), cuyos facultativos sólo pudieron certificar la muerte de la mujer. Según fuentes de la investigación, las tres puñaladas en el cuello habían sido mortales de necesidad. Los médicos hicieron las primeras curas al joven y una ambulancia de la Cruz Roja le trasladó de urgencia al hospital La Paz, donde fue intervenido quirúrgicamente de las graves lesiones que sufría.
La Guardia Civil movilizó a todos los efectivos del cuartel de Valdetorres de Jarama y de los municipios limítrofes. El testimonio del joven y de los vecinos permitió identificar rápidamente como supuesto autor del homicidio a Antonio M. M., un conocido delincuente habitual de la zona. Los agentes rastrearon la zona y hallaron en las proximidades el arma homicida, según fuentes de la investigación.
Los guardias civiles encargados de la investigación alertaron al resto de puestos de las localidades próximas, en especial a los de Algete. Los vecinos explicaron a los agentes del instituto armado que el supuesto homicida trabajaba en un almacén de hierros y de cortes de viga a medida, en el camino de Malatones de la localidad algeteña.
Las pesquisas dieron sus resultados. La Guardia Civil logró detener a Antonio M. M. cuando entraba a fichar en su empresa. Tras haber apuñalado a Piedad García, se montó en su motocicleta de gran cilindrada y se marchó a su trabajo, donde entró a la hora que tenía fijada. Después, y tras ser avisado el juez de guardia de Torrejón de Ardoz, fue trasladado a la casa cuartel de Valdetorres de Jarama, donde está pendiente de ser interrogado por los investigadores y los especialistas del Grupo de Homicidios de la Policía Judicial de la Guardia Civil. El detenido tiene en su ficha, según fuentes policiales, siete antecedentes por robos con fuerza y violencia.
"¿Es necesario asesinar a alguien para robar?"
La muerte de Piedad García fue la comidilla de Valdetorres, un pequeño municipio de 2.131 habitantes, distante 38 kilómetros de la capital. Los vecinos estaban consternados. "Piedad era una persona muy trabajadora que no se metía con nadie. Estaba dedicada a cuidar de sus hijos y de su suegra, que está invalida y sufre Parkinson. ¿Para robar es necesario asesinar a alguien?", se preguntaba una vecina de Valdelamiel. "Era un matrimonio encantador. Siempre estaban en su casa y nunca se metían en nada. Viven en ese chalé desde hace más de 15 años. Los hijos vinieron pequeños", apostilló otra vecina.
El detenido es el penúltimo de seis hermanos, de los que tres viven en el domicilio familiar, en el chalé contiguo al del robo. Todos los vecinos pensaron en un principio que el autor del homicidio era otro hermano que es toxicómano, pero las investigaciones permitieron determinar que se trataba de Antonio M. M. "Los padres vinieron a Valdetorres hace más de 20 años. Son de la provincia de Toledo. Primero vino el padre a trabajar en la fábrica de tejas de la localidad y, cuando tuvo dinero, se trajo a toda la familia. Los padres tienen un sufrimiento tremendo por lo ocurrido", señalaron unos mayores de Valdetorres. El médico del ambulatorio de la localidad acudió a su domicilio para atender a uno de los familiares.
Este crimen recuerda al perpetrado por el moldavo Pietro Arcan, en Pozuelo de Alarcón, el 20 de junio de 2001, cuando asesinó al abogado Arturo Castillo López, de 47 años. El supuesto ladrón entró en el chalé del letrado y, tras matarlo y herir a su esposa, se hizo con un exiguo botín de 19.000 pesetas.
El chalé del empresario Enrique Loewe, en la elitista colonia de El Viso, fue asaltado en enero por varios indiduos mientras la familia cenaba en el salón de la vivienda, ajena al asalto. Otro chalé próximo, en el que había 14 personas, también fue desvalijado.
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