Ni el colista respeta al Madrid
El Granada se lleva la victoria del Saporta ante un rival que ya no sabe lo que hacer
Cierto es que una derrota en la primera jornada de la segunda vuelta importa poco, siendo éste un torneo interminable en el que, repartidas las plazas que dan acceso a la Copa - una de las cuales sorprendentemente pertenece al Madrid-, poco queda por dilucidar hasta el tramo final. Cierto es también que tiene el Madrid dos lesionados de enorme peso, Mulaomerovic y Herreros. Y, como sería una falacia criticar el talante que suele mostrar, que es intachable, habrá que concluir que este Madrid, este grupo de buenos jugadores, colocados juntos en la cancha, forma un equipito, por no decir una ruina.
El Madrid está muerto. Y lo está porque ya no le respeta nadie, lo peor que le puede ocurrir a un club de semejante categoría. Ni siquiera un Granada cuya tarjeta de visita rezaba así: dos partidos ganados de 17 jugados. Ya son tres. Era el colista y no se puede decir que ayer se pareciera a los Celtics de los 70. Lo hizo bien, muy bien en algunos momentos, pero tuvo lagunas que el Madrid de cualquier época, la de Corbalán o la de Djordjevic, habría aprovechado para apalearle. Pero no este Madrid. Este Madrid no asusta. Habría que preguntarse por qué en un equipo que necesita hacerlo casi todo bien para ganar, su mejor jugador, Mumbrú, se pasa 11 minutos en el banquillo. O por qué Victoriano, tras encestar todo lo que tiró en los primeros 13 minutos (tres triples incluidos) tiene que irse a descansar. Acumulaban ambos dos personales, cierto. ¿Y qué?
REAL MADRID 84 - GRANADA 88
Real Madrid: Victoriano (26), Digbeu (3), Mumbrú (13), Alston (18) y Sonseca (6) -cinco inicial-; Lucio Angulo (10), Alfonso Reyes (6), Nadeau y Núñez (2). Granada: Serrano (12), Romero (3), Ward (12), Phillips (9) y Wright (25) -cinco inicial-; Liñán (9), Ordín (7), Guardia (4) y Manzano (7). Parciales: 25-24, 19-21, 16-25 y 24-18. Árbitros: Ortiz, Sánchez Montserrat y Landeira. Unos 3.500 espectadores en el Saporta.
No está el Madrid para experimentos ni para rotaciones. Está para que jueguen los mejores. Y si ayer Victoriano, por primera vez desde hace siglos, tiene el día tonto, por bueno, habrá que dejarle en la cancha hasta que reviente. Porque el Madrid, tras el frenético tanteo del primer cuarto (25-24), le dio aire a un rival que sin hacer nada del otro jueves se fue agigantando. Un rival, el Granada, que aprovechó el regreso del descanso (44-45) para desquiciar al Madrid, un equipo imprevisible. Alcanzó una ventaja impensable (60-73 al inicio del último cuarto) y con un Wright espectacular detuvo la remontada del Madrid (74-75).
Se había puesto heroico el conjunto de Imbroda. Una variación tan simple como una defensa zonal volvió loco al Granada, al que el Madrid alejó de la canasta para que lo intentara todo desde la distancia. Y volaron los triples sin sumar punto alguno. Pero ya por entonces a Victoriano, grande ayer en lo bueno y lo malo, no le entraba nada -acabó con cuatro triples de 12 intentos-; y Alston no se bastaba para sostener a un equipo deshecho; y Mumbrú, vigiladísimo, no encontraba la distancia; y Lucio acumulaba mates y pérdidas del balón. Por entonces ya era consciente el Madrid de que la derrota, aun siendo una más -y van unas cuantas- llegaba ante el colista, un Granada que protagonizó el que habría sido el partido de su vida de no ser porque enfrente tenía lo que tenía, un Madrid empeñado en enfangar su nombre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.