Una joven halla muertos a sus padres y su novio sin señales de violencia en un piso de Valencia

Una joven halló muertos a sus padres, de mediana edad, y a su pareja, un joven gaditano que residía en el mismo piso, cuando regresó a su casa en el barrio de Monteolivete ayer de madrugada. Los cadáveres no presentaban ningún signo externo de violencia. Cuando acudieron los primeros efectivos policiales al lugar de los hechos a primera hora de la mañana la joven se mostraba aturdida y fue trasladada al hospital, donde permanecía por la tarde fuera de peligro. Las primeras hipótesis sobre la causa de las muertes apuntaban a una intoxicación por inhalación de gases.

El juez declaró ayer el secreto de las diligencias en torno a la investigación de lo sucedido y la policía evitó precisar siquiera las edades de los fallecidos. Pero la posibilidad de que los tres fallecidos hubieran muerto por inhalar monóxido de carbono era mayoritariamente descartada por los vecions. Todos los calefatores instalados en el piso eran eléctricos y la primera vecina que acudió a la vivienda alertada por los gritos de la joven, que intentaba despertar a su novio, negó haber notado olor a gas.

La posibilidad de que la mala combustión del calentador de gas hubiera provocado la intoxicación también resultaba extraña para un vecino del mismo edificio, quien recalcaba que la vivienda tenía más de cien metros.

Los tres cadáveres fueron trasladados al tanatorio entre las nueve y las once de la mañana. La autopsia debe esclarecer las causas de sus muertes. La joven fue trasladada al Hospital La Fe de Valencia, donde permanecía ingresada por la tarde, pero fuentes médicas descartaron a mediodía que su vida corriera ningún peligro.

Jubilado

El matrimonio fallecido, con edades en torno a los cincuenta años, residía desde hace dos décadas en el piso, en la calle Paco Piera, de Valencia. El padre estaba prejubilado por enfermedad, según apuntaba un vecino. "No sé que tenía, pero no podía beber", dijo, indicando que sufría algún transtorno nervioso.

El joven fallecido, de poco más de 20 años según varios vecinos, procedía de Cádiz y compartía residencia con su novia y sus padres desde hace poco más de un año.

La joven, de unos 22 años, también sufre algún tipo de dolencia nerviosa que nadie quiso precisar pero que confirmaron algunos familiares desplazados al lugar y que se congregaron consternados a las puertas de la vivienda.

Un vecino apuntó que Eva, el nombre de la joven, se encontraba mejor en las últimas semanas y había empezado a trabajar en una pizzería.

La vecina que auxilio a la joven a primeras horas de la mañana y llamó a la policía asegura haber oído a Eva llamar a Iván, su novio, anoche poco después de las dos de la mañana. Y explica que se alarmó a primeras horas de la mañana cuando volvió a oír a la joven repitiendo el nombre de su novio.

Unas vecinas congregadas en la calle aseguraban que Eva llegó a casa de trabajar, pasó un momento por casa, encontró a su novio dormido, y optó por salir sola a tomar algo. También apuntan que volvió a casa, más tarde, sobre las siete de la mañana y descubrió a Iván muerto. Sólo cuando entró la vecina de la puerta inmediata descubrió que los padres también habían fallecido.