Red Hot Chili Peppers llena Madrid de rock duro
El giro que en los años noventa dio el rock le debe mucho a los californianos Red Hot Chili Peppers, una de las bandas pioneras en mezclar rock pesado y duro con el funky y el rap. Sus dos actuaciones en Vistalegre marcan el rumbo de una semana con otras dos figuras norteamericanas de hondo calado pero sin tanta proyección mediática: Elliot Murphy y The Rubinoos. El homenaje de Javier Vargas al rock argentino, el regreso de Un Pingüino en mi Ascensor, la presencia de Luis Pastor y la visita de Issa Bagayogo, de Mali, conforman otra semana ecléctica.
- La ley de Murphy. Si hay posibilidades de que Elliot Murphy toque en enero en Madrid, es seguro que lo hace. Es una de las inexorables premisas que se cumplen siempre en los últimos años. Fiel a su cita con la clientela del Suristán (el año pasado lo hizo en la sala Arena, sin el calor y la complicidad que se da en el pequeño club de la calle de la Cruz), vuelve Murphy a desgranar el enorme repertorio que atesora desde que a mediados de los setenta se le considerara, junto a Bruce Springsteen y Tom Petty, uno de los herederos naturales de Bob Dylan. Superado el trance, hace una docena de años Murphy se estableció en París para europeizar su música, sin perder el gusto por mezclar folk americano con la intensidad eléctrica del rock and roll. En los últimos años ha legado espléndidos discos, editados de manera artesanal por su propio pequeño sello, como Soul surfing, el más reciente y base de su concierto, que intercalará con clásicos de su repertorio y versiones de grandes canciones de otros artistas. El Gloria de Van Morrison con Them, y el Take the walk on the wild side, de Lou Reed, suelen estar entre ellas.
Pero todas las miradas se pondrán sobre los californianos Red Hot Chili Peppers (RHCP), acaso una de las bandas más influyentes de los últimos años. A su último disco, By the way, con ese sorprendente tema Cabrón -en castellano en el original-, le han acusado de blandito y falto de la rabia de la que siempre habían hecho gala, pero lo cierto es que les ha devuelto a la actualidad tras unos años en los que su propuesta musical -rock duro, funky y rap- parecía ya superada. Lejos de los que han pretendido enterrarles, los RHCP no se cansan de repetir que aún tienen muchas cosas que decir, tanto en lo musical como en los textos. Sus dos noches en Madrid pueden ser una buena ocasión de demostrarlo.
La tripleta norteamericana se completa con The Rubinoos, el grupo, también californiano, del sello Beserkley, uno de los más activos de la época y que mejor entendió a principios de los ochenta el espíritu nuevaolero que llegaba de Londres (Jonathan Richman entre sus estrellas). Reagrupados a finales de los noventa, el poderoso y divertido pop de guitarras de The Rubinoos han vuelto a la actualidad con un disco en el que, con su trepidante estilo inconfundible, recrean canciones de Elvis Costello o Flamin' Groovies entre otras luminarias de los prodigiosos ochenta.
- Pastor, Vargas y los otros. Soy se llama el último disco del extremeño vallecano Luis Pastor, tercero de la trilogía de CD-Libros formada por Diario de a bordo y Por el mar de mi mano. Con él, y con la ayuda de artistas como Martirio o el brasileño Chico César, se cierra el viaje que el cantautor ha recorrido hasta el centro de su corazón. Este singular personaje, todo vitalidad fuera del escenario, guarda su energía bajo un manto de dulzura vocal que no calla en denunciar las cosas que no le gustan. Luchador incansable, Pastor acaba de llegar de cantarles a los refugiados saharauis en los campamentos del exilio en la Hamada argelina, y dentro de unos días emprende viaje a Irak para alzar su voz en contra de una posible guerra injusta e inútil. El guitarrista Javier Vargas, que pasó parte de su adolescencia y juventud en Argentina, ha dedicado su último disco al rock que mamó allí en aquellos años. Por eso, lo ha titulado Espíritu celeste, en homenaje a los colores de su enseña nacional, y así llama al espectáculo en el que expresa su gratitud a artistas como Spinetta, Los Gatos, Litto Nebia, Charly García, Manal o Almendra.
- Los pilares de la tierra. El maliense Issa Bagayogo se aventura como el heredero artístico de uno de los países de mayor tradición musical en África. Su reciente disco, Timbuktu, le ha consagrado como una de las estrellas emergentes de las músicas del mundo. Si él parte de la raíz, de la española parte la Bruja Gata, aunque gusten de llamar a su música como "folk de ninguna parte". Brasil, por su parte, se manifiesta en Jayme Marques y en Leo Minax.
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