La pasión según San Rodrigo
La pregunta que muchos se hacen es si la apuesta del vicepresidente segundo es compatible con la tendencia bonapartista de Aznar
El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, fue invitado el 31 de octubre de 2002 a participar en el Foro Económico Mundial de Davos. El 5 de diciembre, sus servicios llamaron a Ginebra para registrar su nombre. El vicepresidente, pues, estaba dispuesto a asistir.
El domingo 5 de enero, Rato inició su carrera, más o menos formal, para suceder a José María Aznar como candidato del Partido Popular a la presidencia en las elecciones generales de marzo 2004, al declarar que estaba dispuesto para la tarea. La buena disposición de Rato. Dos días más tarde, el martes 7, Aznar exhortó a los dirigentes de su partido en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional a hablar de "cosas serias". En lugar de hacer "planes de belleza en siete días", según dijo, era necesario concentrar los esfuerzos en las próximas elecciones municipales y autonómicas.
Ana Botella destacó que la importancia de quién es el sucesor está en que ha de ganar las elecciones
Al día siguiente, 8 de enero, por razones no especificadas, Rato hizo llamar a Ginebra. El vicepresidente segundo cancelaba su participación. Los organizadores -que ya contaban en cartera con el ex presidente Bill Clinton; el secretario de Estado, Colin Powell, y el presidente brasileño, Luis Inázio Lula da Silva, entre muchos otros primeros espadas- hicieron esfuerzos de última hora. No hubo caso. El ministro de Economía francés, Francis Mer, y el secretario de Estado de Finanzas alemán, Caio Koch-Weser, confirmaron, respectivamente, su presencia.
La reunión que se desarrolla estos días en Davos es, como era previsible, una foto fija del mundo influyente -jefes de Estado, primeros ministros, ministros, banqueros, analistas y medios de comunicación- ante dos grandes asuntos de importancia mundial: la inminente guerra contra Irak y la débil recuperación económica. Si bien la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, tenía previsto asistir, en el último momento canceló su viaje.
A Rato le gustan estos saraos, entre otras cosas, porque se mueve bien en ellos. Este hombre es como una esponja. En una partida simultánea de pocos minutos con personajes diferentes su cerebro aloja el mensaje del momento para procesarle más tarde. Si ha permanecido en Madrid es porque Aznar ha tocado a rebato: lo primero es lo primero. Es decir: las municipales y autonómicas.
Las entrevistas que realizó Iñaki Gabilondo en la Cadena SER esta semana a Jaime Mayor Oreja y a Rodrigo Rato podrían ser un formato para las imaginarias elecciones internas -las primarias del PP- para elegir sucesor. Gabilondo le dijo a Mayor Oreja que le veía demasiado especializado en un solo tema, el vasco. He aquí la respuesta de Mayor Oreja:
-He tenido la suerte de conocer a los grandes dirigentes de la UCD y del PP y he visto personas que tienen sus especializaciones y limitaciones, y yo me considero uno más en ese sentido. Pero eso tiene que ser el propio PP el que determine la preparación y capacidad de liderazgo de una persona u otra. En política, los más petulantes y estúpidos son aquellos que nunca aciertan en nada a la hora de afrontar los grandes problemas de España.
El miércoles 22, el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, que pasa por ser el comandante en jefe de la guerra contra Irak, comenzó a ponérselo difícil a los países incondicionales de Estados Unidos cuando declaró que Alemania y Francia, con sus reticencias a la acción militar, representan "la vieja Europa" y recomendó a la prensa que echara una ojeada al mapa de la OTAN en Europa para confirmar "que el centro de gravedad se desplaza hacia el Este".Esa noche, Ana Botella, preguntada en el programa El tercer grado por la guerra contra Irak expresó su esperanza de que sea una "guerra corta" y mencionó por su número la resolución de Naciones Unidas. A estas alturas, aquellos políticos que hablan de una "guerra corta" y "limpia" quieren que Bush proceda cuanto antes, y rápido.
Pero habrá costes. Para mitigar las palabras de Rumsfeld, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, aclaró que se había referido al Reino Unido, Italia, España, República Checa, Polonia y otros países del Este. Bush, pues, cuenta con la "nueva Europa". Y entre sus terminales cuenta, claro, con España.
Cuando se menciona este tema, algunos políticos populares y ministros tienen una respuesta: los organismos de inteligencia norteamericanos colaboran en la lucha contra ETA. A cambio, pues, el apoyo incondicional. ¿Será verdad? Los jueces especializados en lucha antiterrorista confiesan que hasta ahora sólo la colaboración de las Fuerzas de Seguridad francesas se dejan sentir y no advierten esa colaboración norteamericana. ¿Interceptación de comunicaciones? ¿Datos de los satélites? Quién sabe.
La candidata Ana Botella también habló de otras cosas. Fue cuando el entrevistador, Carlos Dávila, le preguntó si la catástrofe del Prestige había sido el peor momento que pasó su marido, el presidente del Gobierno, en el poder.
-Sí, respondió, inequívoca.
Por algo será.
La candidata también subrayó ésto de la elección del sucesor de Aznar:
-Es importante porque tiene que ganar las elecciones, señaló.
Y aún a riesgo de ser petulante o engreído, al día siguiente, jueves 23, Rodrigo Rato se sentó ante los micrófonos de la Cadena SER. Gabilondo sacó el tema de la sucesión, y Rato entró al quite.
-En un momento en que mi partido va a tomar una decisión en septiembre, unos pueden pensar que yo lo digo demasiado pronto; otros que demasiado tarde; otros, que por qué lo digo; otros que les parezca bien.
Rato quizá olvidó decir que hay todavía otros. Son aquellos a los que les parece mal.
El vicepresidente segundo añadió:
-Yo entiendo que esa responsabilidad, si mi partido considera que la tengo que aceptar, yo la acepto, con todas las consecuencias. Estamos hablando de un puesto que tiene que tener un componente altísimo de liderazgo, puede que tenga un componente de sacrificio, pero sobre todo, tiene un componente de liderazgo. Todo el que está en política creo que tiene un componente de contribución al bien común de una manera pública; pero también tiene un componente de pasión, liderazgo, de ideología. Y yo, desde luego, esos componentes los tengo. Los he tenido en toda mi vida pública y los sigo teniendo.
Nunca había hecho Rato una referencia a sí mismo tan explícita.
La pregunta que flota en todos los ambientes, desde la política a la banca, pasando por los círculos de poder, es si ésta apuesta de Rato es compatible con la tendencia hacia cierto bonapartismo -la tendencia a elevarse por encima de personas e instituciones y reafirmar su poderío personal- por parte de José María Aznar.
Rato cree, explícitamente, que sí.
-Cada cual dice lo que quiere, no creo que haya ningún impedimento. La ambición es legítima, y los ciudadanos tienen derecho a saber lo que piensa cada cual. Pero eso no quiere decir que todos tengamos que decir las cosas de la misma manera. La gente dice las cosas en el momento en que le parece apropiado y como le parece apropiado.
La pregunta que gente informada sigue haciéndose es si Rato, antes de lanzarse al ruedo, avisó a Aznar. Puede que sí. Y, puede, también, que Aznar no pusiera ningún reparo. ¿Cuál sería un eventual esquema de Aznar-Bonaparte? Si se hace caso a Ana Botella, Aznar necesita saber -en su momento- si el delfín Rato es capaz de ganar las elecciones de 2004.
Las dos españolas más conocidas en Davos son la comisaria Loyola de Palacio y la banquera Ana Patricia Botín. La primera abandona todo protocolo y se convierte en activista al formular preguntas y debatir, desde el público, con los panelistas; la segunda, que realiza muchos contactos en privado, suele ser muy incisiva.
Loyola de Palacio, al hablar de Rato, no puede ocultar su cariño por él, acumulado tras años de trabajo común.
-Rodrigo quiere que quede muy claro que él quiere ser el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. Quizá por aquello de que en ciertos momentos parecía que no lo deseaba. Pero también digo otra cosa: no hará nada para conseguirlo.
Nada malo, querrá decir.
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