Apoteosis y lujuria de la copia
A lo largo del planeta, la venta de discos pirata en 2001 representaba casi la tercera parte del mercado, el doble que el año anterior. Si esta tasa de aumento se mantuviera como tendencia, lo que no parece improbable a pesar de la inflexión detectada en 2002, pronto habría más discos piratas que originales, y si prosiguieran las copias de las primeras copias, la propagación de esa industria falsa y copiada de lo falso sería tan amplia que se alzaría como la máxima realidad.
Tanto la revista Wired, en junio de 2002, como la Sociedad General de Autores de España, en octubre del mismo año, confirmaron la perversa paradoja de que cuantas más copias se hacen, más crece la producción discográfica, tal como si dentro del sistema discográfico se hubiera anulado la apoptosis o programa encargado de frenar la vida celular, y los discos se hubieran entregado al desvarío canceroso de anhelar ser copiados y copiados hasta la apoteosis de la falsificación.
La revista 'Wired' y la SGAE confirman que se produce la perversa paradoja de que cuantas más copias se hacen, más crece la producción discográfica
Las copias en la piratería tienen por último fin provocar una confusión en el valor, "barrer los precios". Un disco podrá adquirirse por 12 euros o por 2
De esa manera, la copia, reproducida sin fin, confundida con el todo, infinitamente extendida en la Red mediante sites fantasmas como KaZaA o Morpheus, dejaría de significar y los piratas de la música, sin origen ya, cubrirían un campo lleno de música "ambiental". Música sin autoría, transformada en ecología, ocupando sin límites el espacio global tal como han comenzado a lograr las chain-gang, bandas de falsificadores chinos en cadena que a través de su despliegue global llegarían a superponer la presencia de las bandas falsificadoras con las bandas de música y sus copias ocultas con las reveladas.
En no pocos aspectos, en la clonación o en la moda retro, en las autobiografías o en la rehabilitación de lo antiguo, en los libros de Saramago (El hombre duplicado) o en los juegos realidad / ficción de Millás (Dos mujeres en Praga) se repite la obsesión por la mimesis, la duplicidad entre el modelo y su parodia hasta crear, entre ambos, una turbación ambiental que llega a convertirse en la ecología de nuestro tiempo.
Referencia maestra
¿Es real la realidad? ¿Somos nosotros quienes vivimos o es el yo, desprendido de todo, quien administra la hacienda de la vida? La desintegración del mundo, su falta de convergencia en un proyecto y un sentido, extravía la percepción de nuestra existencia. Trastorna la idea de la realidad exterior y la interior, multiplica el surtido de opciones posibles y pensamientos relativos, deshace el amparo de una referencia maestra.
Perdido un firme patrón (moral, estético o sexual), los fenómenos de la moralidad, de la estética o la sexualidad flotan en igualdad de condiciones y bajo la categoría de pecios. El patrón de valor establece una unidad de cuenta y con ella se marca la jerarquía de las cosas, se ordenan y se diferencian, pero sin ese patrón "todo vale" y, como correlato, todo vale igual. Vale todo o no vale nada. Las copias en la piratería tienen por último fin provocar esa confusión del valor, "barrer los precios". Porque, ¿qué vale en adelante un disco? Podrá adquirirse tanto por 12 euros como por 2. La diferencia de 10 euros es el precio de la nada: una "nada" varias veces más cara que el producto. El producto no vale nada, porque ojalá valiera, al menos, "nada": 10 euros.
El artículo, en fin, vale menos que nada, es fantasmal (top manta) y, perdido el índice de su identidad mercantil, pasa de lo real a lo más ficticio. Su no precio le hace emigrar desde el mercado hasta la imaginación y su música escapa, fuera de los sellos discográficos, a un universo sin confines.
El apresamiento empresarial de Napster que permite bajar gratuitamente las melodías de la Red no ha impedido que otros "fantasmas" sigan operando. Operando con tanta eficacia que las mismas firmas venerables utilizan su sistema para engañar a los consumidores. Un usuario se relamía creyendo que estaba bajándose los temas de The rising, de Springsteen, antes de que el CD saliera a la venta el pasado 30 de julio, pero la editora tenía preparada una trampa para servirle sólo silencio, o un estribillo repetido hasta la angustia.
El valor se propaga sin destino ni límite desde que ha desaparecido la bipolaridad política, económica, moral. Antes, en la arquitectura se simbolizaba la antagonía mediante la erección de torres gemelas (desde las neoyorquinas hasta las de Kio, de las torres de Colón a las torres Petrona de Kuala Lampur). En esa fuerte especularidad se encerrraba la idea fuerte del valor: la idea que contrastaba el bien y el mal, lo feo y lo hermoso, lo femenino y lo masculino. Ahora, sin embargo, el relativismo épico ha provocado una perfusión del valor; como dice Baudrillard, su multiplicación fractal.
La arquitectura del capitalismo de producción era la torre única, al estilo del Empire State o la torre Eiffel, el capitalismo de consumo -hasta la caída del muro de Berlín- jugó con la dualidad, Coca-Cola / Pepsi, McDonald's / Burger King, Galerías Preciados / El Corte Inglés, pero hoy el capitalismo de ficción siembra una metralla de elementos múltiples, intercambiables entre sí y sin importar la diferencia. Estados Unidos está a un lado, pero ¿qué hay al otro? Una dispersión de células terroristas, una inacabable diversificación y fractura de criterios, dentro de Estados Unidos también.
En tales circunstancias, la arquitectura más representativa es la que decide las ciudades extensas e indiferenciadas, sprawl cities sin centro y sin dialéctica. El mundo se propaga sin plan urbano alguno o a través del único gran plan que coincide, como dice el arquitecto Rem Koolhaas (premio Pritzker), con el dibujo de la especulación. Con la estrategia de un beneficio salvaje que copula con cualquier especie y en cualquier lugar.
¿La pureza? ¿El original? Hace tiempo que estas preguntas carecen de pertinencia. El net art nace en la Red sin distinción entre el original y la copia, entre lo único y lo múltiple. La producción se confunde con la reproducción y la obra nace no al modo de la procreación en la especie humana, sino en el mundo de las esporas.
Clonación
¿Cómo extrañarse de que en nuestros días el cáncer sea la enfermedad central? Con el cáncer, las células pierden la función de suicidarse, necesaria para la organización, y viven interminablemente en el delirio de copiarse a sí mismas. Igualmente, la fascinación por la clonación -otra suerte de cáncer- repite la misma inspiración. Las células cancerosas se resisten a morir y enloquecen. De la misma manera, el ser humano cree poder lograr la inmortalidad doblándose de sí mismo en la clonación, sorteando la muerte mediante sortilegios que le devuelven, mediante su copia, la oportunidad de existir otra vez. En una existencia, producida, de segundo grado.
Se trata sin duda de una escenificación paroxística. Copias piratas que ansían llegar a un punto en el que rebasen al original no sólo en número, sino en calidad y, en ocasiones, en la rapidez de alcanzar el mercado, como ya se ha conseguido más de una vez. La copia, la vida prolongada, el arte poshumano, la posciencia es el único destino a que nos lleva la posmodernidad.
Arquitectos de moda, como el norteamericano Jon Herde -conocido como el Ralph Lauren de la arquitectura actual-, están especializados en la creación de espacios "doblados". Espacios que mimetizan un modelo calificado de "fantástico" para hacerlo fantasía de verdad. Ciudades calcadas, centros comerciales que reproducen típicos entornos callejeros, villas Herón que siguen la enseñanza de Las Vegas creando entornos iguales al original, pero desprendidos de mendigos, expurgados de malos olores, vigilados, perfumados y musicalizados al estilo de la urbanización Celebration que construyó Walt Disney a unos kilómetros de Disneyworld.
¿Un mundo de mentiras? Ni siquiera la mentira es mentira ya. La copia exaltada a su máximo grado va generando un segundo mundo al lado de éste; un mundo paralelo donde nada puede ocurrir de verdad y ya nada puede temerse o morirse porque todo es enteramente falso, falso "de verdad".
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