El Papa y el PP

Juan Pablo II visitará Madrid el 3 y 4 de mayo. Es la quinta vez que viene, y no tendría nada que objetar si no fuera por las fechas: sólo unos días después son las elecciones municipales y autonómicas. Supongo que esto no es una casualidad, como tampoco creo que lo sea la ciudad objeto del viaje.

A lo mejor estoy delirando, pero creo que el PP no tiene nada claro que vaya a ganar ni en Madrid ni en su comunidad, y a nadie se le escapa la importancia electoral de estas plazas. El trato absolutamente privilegiado que ha dispensado Álvarez del Manzano en sus 12 años de alcalde, con cesión de terrenos, subvenciones y otro tipo de ayudas económicas, etcétera, a la cúpula y a los sectores más reaccionarios de la Iglesia católica han debido favorecer esta visita.

Lo mismo cabe decir de la número tres de la lista al Ayuntamiento de Madrid, doña Ana Botella, digna sucesora del actual alcalde en sus excelentes relaciones con la jerarquía católica y con las organizaciones más derechistas dependientes de la Iglesia de Roma.

Cuando llegue el Papa a Madrid, además de canonizar a varios beatos españoles víctimas en la guerra civil (debería existir una organización que diera un trato similar a las víctimas inocentes del otro bando causadas por el fanatismo religioso de aquella época), dará una inyección de moral a un Partido Popular que no levanta cabeza en estos últimos meses, y que necesita todos los golpes de efecto que sean posibles para no perder las elecciones municipales y autonómicas en Madrid. Lo que, de ocurrir, supondría para la derecha un golpe difícil de asimilar de cara a las elecciones generales del 2004.

Ni qué decir tiene que la jerarquía católica estaría encantada de que unos políticos tan afines a ellos como los del PP, encabezados (ideológicamente) por doña Ana Botella, ganaran las elecciones municipales y autonómicas en Madrid. Si esto ocurre, que Dios nos coja confesados.