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DESAPARECE EL GRAN PATRÓN DE ITALIA

Un imperio centenario en su peor momento

El primer grupo industrial italiano, creado en 1899, busca salidas a la crisis

En julio de 1899, un antiguo oficial de caballería, Giovanni Agnelli, fundó junto con un grupo de apasionados por la mecánica la Fabbrica Italiana di Automobili di Torino (Fiat). Fue el embrión de lo que hoy es el primer grupo industrial italiano, con 242 plantas de fabricación (167 de ellas en el exterior de Italia); 131 centros de investigación y desarrollo, cerca de 200.000 empleados (5.900 de ellos, en España), intereses en los cinco continentes y actividad en 10 sectores: automóviles, maquinaria de construcción y agrícola, vehículos comerciales, productos metalúrgicos, componentes, sistemas de producción, aviación, prensa y publicidad (controla a través del grupo Rizzoli los diarios Corriere della Sera y La Stampa en Italia y participa en el español El Mundo), más comunicaciones, seguros y servicios.

En 2001, Fiat-Iveco produjo 2.409.016 vehículos de motor en todo el mundo
Fiat se ha convertido, según los sindicatos, en emblema del declive industrial de Italia
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La joya de la corona de un grupo que fabrica 10.000 productos distintos, desde válvulas cardiacas a grandes presas hidráulicas es Fiat Auto, compañía que fabrica y comercializa las marcas Alfa Romeo, Ferrari, Lancia y Maserati, además de Fiat. En 2001, Fiat-Iveco produjo 2.409.016 vehículos de motor en todo el mundo, según la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos (OICA), ocupando el décimo lugar entre las grandes compañías mundiales por unidades producidas.

Todo ese imperio, con una facturación en 2002 de más de 57.000 millones de euros, lo heredó el nieto del fundador, Giovanni Agnelli, en el año 1966. El abuelo militar, tras la muerte de su hijo Umberto en accidente de aviación, confió en el elegante nieto mayor, con fama de playboy, para dirigir un grupo que ha sabido capear los temporales a lo largo de su historia.

Fiat supo aprovechar los años previos a la Gran Guerra de 1914-1918 (produjo camiones militares, aviones, ametralladores); supo buscar el apoyo de EE UU para volver a levantar las plantas bombardeadas en la Segunda Guerra Mundial (la época de vehículos como el Balilla y el Topolino, que motorizaron a las masas) y capeó con una combinación de audacia e imaginación la crisis de los años setenta, cuando la caída de ventas hizo entrar en pérdidas a la división de automóviles.

De la crisis salió agrupando las marcas Fiat, Lancia, Autobianchi, Abarth y Ferrari tras recortar 23.000 empleos (año 1980), quebrar el poder de los sindicatos y entregar las riendas del día a día del grupo a Cesare Romiti, un hombre con fama de buen gestor en las empresas estatales que continuó la política de adelgazamiento de empleo y de reestructuración, con buenos frutos en los años ochenta. Romiti, envuelto en oscuros asuntos de financiación a partidos fue reemplazado en 1998 (dos años después de la retirada oficial de Agnelli) por el antiguo número dos de General Electric, Paolo Fresco.El fin de siglo coincidió para Fiat con un descenso de ventas de coches tanto en Italia como en América Latina y con una guerra de precios en Europa que afectó a Fiat Auto. El grupo vendió algunos de sus negocios químicos y de comunicaciones. Al mismo tiempo, intentó la vía de la expansión fuera de Europa. Fiat tomó un 5,1% de General Motors (participación vendida en 2002 por 1.200 millones de dólares) mientras la compañía estadounidense adquiría un 20% de la división de automóviles, muy tocada por la imparable caída de ventas.

Con pérdidas de 1.442 millones de euros en la división de automóviles en 2001, el grupo Fiat, controlado en un 30% por la familia Agnelli, se enfrenta a su peor momento. El plan pactado con el Gobierno de Berlusconi, que preveía un recorte de 8.000 empleos, ahorros de 1.000 millones de euros y el cierre de dos de las seis fábricas italianas de Fiat, no ha conseguido empujar a un grupo devaluado (General Motors, que mantiene una opción de compra sobre Fiat Auto para 2004 se hace de rogar), que ahora tendrá que hacer frente, sin el que ha sido su timón, a uno de sus momentos más cruciales.

La crisis por la que atraviesaFiat se ha convertido, según destacan los sindicatos italianos, en el "emblema del declive industrial de Italia". El impacto de la crisis del grupo es enorme, especialmente en zonas como Sicilia. El próximo día 21 de febrero, el sindicato CGIL ha convocado una nueva huelga general de cuatro horas que afectará a toda la industria y el artesanado.

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