Ruedas difíciles
Discapacitados que usan el servicio especial de la EMT de Valencia critican su mal funcionamiento
Coger el autobús y moverse en silla de ruedas no es fácil. Existe un servicio especial de la Empresa Municipal de Trasporte (EMT) de Valencia para discapacitados, con el que hay que concertar la cita con el servicio con 48 horas de antelación, a no ser que se trate de un servicio regular. A principio de curso se fijan los recorridos fijos en los que tienen prioridad las necesidades de trabajo y estudios, lo que no deja demasiados huecos. Pero además, los eventuales planes que surjan deben plegarse a otro condicionante: el horario. La última recogida es a las 21.15.
Esto, llevado a la práctica, supone que si se tiene intención de ir al cine se tiene que prever con dos días de antelación y sólo se puede acudir a la primera sesión. Por no hablar de las salidas nocturnas, imposibles de adaptar a este horario.
Con estas limitaciones cuentan los usuarios de este servicio. Pero hace meses que la situación ha empeorado, según denuncian algunos de ellos, que han preferido no hacer público su nombre. Critican que se haya cambiado al coordinador que recogía las peticiones de servicio y realizaba las rutas. El cambio, apuntan, ha desembocado en retrasos y que se preste servicio a un menor número de personas. Pero, fundamentalmente, la flota de autobuses es muy antigua y escasa, lo que supone continuas averías, y que los usuarios se queden esperando en la calle hasta que se cansen y vuelvan a casa. A ello añaden que han recibido presiones para que usen las líneas regulares, que tienen algunos autobuses con rampa destinada a discapacitados. Pero las más preparadas tiene dos o tres autobuses con plataforma por línea y todos pueden emplearlos. Personas con movilidad reducida de brazos y manos no pueden ni subir ni ajustarse los cinturones de seguridad.
Los taxis tampoco son solución, señalan, ya que no hay muchos preparados y menos por la noche, de forma que hay que concertar la hora de recogida por la madrugada para asegurarse la vuelta. Y el metro, al márgen de las pocas estaciones habilitadas, tienen el problema del hueco que hay entre el andén y el tren, una trampa en la que pueden caer las ruedas delanteras de las sillas.
Este grupo de usuarios se ha dirigido a la EMT y al ayuntamiento, a quienes han solicitado una cita hace dos meses que no ha sido concedida. Este diario trató ayer sin éxito de ponerse en contacto con el servicio de prensa de la EMT.
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