Una exposición presenta en Sevilla los tesoros artísticos del 'Westmorland'
La muestra selecciona 80 obras del barco apresado en el siglo XVIII
Una flotilla francesa al mando del brigadier D'Espinouse llegó al puerto de Málaga en los primeros días de enero de 1779. Los franceses habían apresado tres barcos ingleses: el Triton, el Southampton y el Westmorland. Este último estaba lleno de tesoros artísticos (cuadros, esculturas, libros, estampas...). La exposición El Westmorland: recuerdos del Grand Tour presenta una selección de estas obras en Sevilla.
La muestra, que fue inaugurada ayer en el Centro Cultural El Monte, será clausurada a finales de marzo. Un total de 80 de las 1.000 piezas artísticas que transportaba el Westmorland componen la exposición, que está promovida por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y las fundaciones Cajamurcia y El Monte.
Los grabados de Gian Battista Piranesi o los cuadros de Anton Raphael Mengs y Pompeo Girolamo Batoni que figuran en la exposición son un ejemplo del tesoro que llevaba el barco inglés. El comisario de la muestra, José María Luzón, recordó que "durante más de 200 años esta colección ha estado casi silenciada".
Y es que el destino de las obras artísticas fue de lo más azaroso. El Westmorland, una fragata armada con 26 cañones, había partido de Livorno (Italia) con dirección a Londres. La noticia de su captura llenó de desolación a los armadores y propietarios de las mercancías. El barco se vendió en Málaga.
"Lo compró una sociedad que compraba barcos apresados: la Sociedad de Lonjistas de Madrid", relató Luzón. Posteriormente, Carlos III dio orden de que se compraran las obras de arte para llevarlas a la Real Academia de San Fernando. Durante más de 200 años la carga del Westmorland ha permanecido en los palacios reales, la Real Academia de San Fernando, el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Ciencias Naturales y el Museo del Prado. Luzón destacó que la clasificación de estas obras ha durado más de cuatro años. "Sabemos ahora de quién era cada cajón del Westmorland", indicó Luzón.
Las obras las enviaban a Inglaterra comerciantes, artistas y, sobre todo, jóvenes aristócratas que hacían un largo viaje -el Grand Tour- por Europa acompañados de sus tutores al terminar sus estudios.
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