Unos méritos muy repartidos
La emoción en la entrega de las medallas de San Sebastián suple el vacío del desierto Tambor de Oro
La entrega de las medallas al Mérito Ciudadano, con las que el Ayuntamiento donostiarra reconoce la labor cívica y callada de algunos de sus ciudadanos y colectivos suele ser el preludio de la gran fiesta de la ciudad. Se convierte así de acto familiar y emotivo en un disfrute para los donostiarras que ayer abarrotaban el salón de actos de la casa consistorial. El mérito se había repartido esta vez en iniciativas volcadas en el deporte, la cultura, la educación, el voluntariado y la asistencia social. Ese calor multitudinario sirvió para transformar este acto casi íntimo en la gran ceremonia de las fiestas de la ciudad al suplir el vacío dejado por el desierto Tambor de Oro.
Si la actual corporación fue incapaz de ponerse de acuerdo para otorgar la máxima distinción de la ciudad, al menos se consiguió la unanimidad de los grupos al concretar a quiénes reconocer por su trabajo cívico. Esta unanimidad fue destacada por el alcalde, Odón Elorza, en sus palabras de salutación y quedó reflejada para la posteridad en la fotografía de familia que se hicieron junto a los premiados los portavoces de todos los partidos.
Representantes del deporte, la cultura, la educación, los servicios sociales y el voluntariado reciben los galardones
Además de unánimes, estas medallas al Mérito Ciudadano han estado este año muy repartidas por la diversidad de actividades que representan las personas o entidades distinguidas. Entre ellas figura la Asociación Gautena, que desde su creación por parte de un grupo de padres afectados hace 25 años, ha logrado establecer una asistencia integral para todos los niños autistas de la provincia. El Club Deportivo Fortuna cumple este año 92 de vida durante los cuales ha impulsado la práctica deportiva en la ciudad y se ha implicado en todo tipo de iniciativas deportivas, entre ellas especialmente la exitosa carrera Behobia-San Sebastián. Otro premiado es el Colegio de San José, un centro educativo que este año cumplirá su centenario. Está dirigido por las Hermanas de la Caridad, que imparten su educación especializada en la integración de los inmigrantes. En estos momentos, acogen en sus aulas a niños de 23 nacionalidades.
Junto a estas tres entidades, dos donostiarras fueron distinguidos por su labor personal: Imanol Olaizola, impulsor de iniciativas culturales y festivales musicales que han hecho historia en la ciudad, y Mari Carmen Guimerans, cuyo trabajo voluntario entre las presas de la cárcel de Martutene fue recordado por sus allegados. La ilusión mezclada de una emoción difícil de contener presidieron el acto, al que asistió el lehendakari.
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