De Lula a Monteseirín
Sin duda alguna, la creación de empleo debe ser una de las prioridades de cualquier Administración progresista. He de entender que es por ello que nuestro alcalde de Sevilla ha cogido en sus manos con tanto ahínco la bandera del ensamblaje final del A400M (avión de transporte militar).
En Sevilla hay 50.000 parados, y los barrios deprimidos van devorando poco a poco la ciudad. Sin duda alguna, la industria armamentista dará algunos puestos de trabajo. Dependiendo, por supuesto, de la demanda de los países comprometidos en su construcción y compra posterior. Algunos dictadores debieron pensar igual que nuestro alcalde cuando se preparaban para atacar a sus vecinos: que la industria militar acabaría con el desempleo de sus países por varios factores. Uno, porque se fabricaban armas. Otro, porque se destruían casas, puentes, bibliotecas, parques, escuelas, hospitales, etcétera. Y otro, porque se eliminaban directamente vidas de trabajadores, ciudadanos de su país e inmigrantes, judíos, gitanos, homosexuales, socialistas, comunistas, demócratas... El negocio era redondo para los de siempre, claro; aunque, por supuesto, había que ganar la guerra.
Existe una diferencia entre la creación de un tipo de empleo que beneficie a los seres humanos y otro que destruya a la humanidad. Es la misma que existe entre un socialista progresista como el presidente de Brasil, el señor Lula da Silva, y el señor Alfredo Sánchez Monteseirín, alcalde de Sevilla. El primero suspende la fabricación de aviones de guerra para destinar los fondos a fines sociales. El segundo fomenta la inversión en la industria militar. Con socialistas como Monteseirín, ¿para qué quiere la derecha a Jaime Raynaud? Señor alcalde, yo apuesto por la paz y la convivencia pacífica de todos los pueblos, lo mismo que la mayoría de los sevillanos y las sevillanas.
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