Una tamborrada muy participativa

La bandera de San Sebastián que cada noche ha iluminado el Kubo del Kursaal durante esta semana ha sido el mejor estandarte. Un anuncio de la proximidad de la Tamborrada y un reflejo del crecimiento que la fiesta del patrón donostiarra ha ido experimentando en los últimos años por el impresionante aumento de sus participantes. Las 24 horas exactas que dura el festejo han sido preparadas con minuciosidad y disciplina -un mes de ensayos garantizan la coordinación de tambores y barriles- por los casi 10.000 donostiarras adultos que, desde esta medianoche y hasta las medianoche de mañana, lunes, recorrerán sin tregua, pero con pausas para reponer fuerzas las calles de la ciudad en 89 compañías en que forman como cocineros, tamborreros, barrileros, gastadores y hasta cantineras.

Esta impresionante evolución constituye un récord y echa por tierra el tópico de la pasividad de los donostiarras a la hora de tomar parte en la celebración de esta fiesta, una mezcla de festejo gastronómico y desfile festivo militar al ritmo de la música de Sarriegi. Tampoco ha resultado conflictiva la paulatina incorporación de las mujeres a lo largo de estos últimos años. Su participación alcanza ya el 26% de la totalidad de las compañías de nuevo cuño y conviven bien con la tradición de las vetustas sociedades gastronómicas, exclusivas para hombres, entre las cuales la más antigua, la Unión Artesana, data de 1836.

Desde esta noche, hasta el barrio más lejano tendrá una decena de compañías desfilando intermitentemente por sus calles, lo que asegura el constante redoble de tambores durante toda la jornada.

Naturalmente, el centro y la Parte Vieja concentran el mayor número de tamborradas. Entre las cuatro nuevas compañías creadas de este año, hay que destacar la del campus donostiarra de la UPV que incorpora a profesores y estudiantes a las órdenes del Tambor Mayor, la profesora de Didáctica de la Música Mari Carmen de las Cuevas.

Los niños

La Tamborrada infantil con sus 5.000 niños de todos los colegios donostiarras seguirá siendo, pese a todo, la estrella de los desfiles. Ellos ocupan la ciudad a lo largo de la mañana del día de San Sebastián, mientras los adultos se reponen de la noche, y después de que el Obispo haya celebrado su misa mayor, cantada por el Orfeón Donostiarra, en honor del patrón en la Basílica de Santa María.

Las desavenencias políticas y la proximidad de las elecciones municipales han dejado este año, por segunda vez en su historia, desierta la concesión del Tambor de Oro, la máxima distinción con la que la ciudad honra a quien difunde su buen nombre por el mundo. Mientras, hoy se entregarán las medallas al Mérito Ciudadano con la presencia del lehendakari, Juan José Ibarretxe.