El Camp Nou estalla de nuevo
El Camp Nou recuperó ayer el trepidante pulso que en los últimos años han deparado los enfrentamientos entre Barça y Valencia o viceversa. El estadio azulgrana volvió a vibrar con un partido cargado de tensión, de emoción y no exento de cierto morbo. Y, como en la primera etapa de Lou van Gaal, volvió a estallar de rabia cuando despidió el encuentro con una nueva goleada en contra. El público azulgrana, en pie, y pañuelo en mano, tronó al grito de "¡dimisión, dimisión!". La bestia nenegra del holandés regresaba de nuevo al Camp Nou.
No hubo que esperar demasiado para que las cosas se pusieran feas. Al cuarto de hora, con un gol ya en contra del Barça, la grada le dedicó la primera pitada. Achuchaba el Valencia y no tardó en llegar una segunda rechifla y después una tercera, con pañuelos incluídos, cuando Carew coló el segundo tanto.
Sucedió entonces que Motta neutralizó el dominio del Valencia con un tanto, que el público apaciguó su ira y que Cañizares, bastante aburrido hasta entonces, quiso su dosis de protagonismo. Como si se hubiera pasado al fútbol americano, el guardamenta valencianista practicó un placaje a Kluivert que le llevó directamente a la ducha. El encuentro era una espiral de emoción.
En el Camp Nou, se recordaron entonces los grandes duelos de la primera etapa de Van Gaal. Aquellas noches en las que el marcador en el estadio cargaba hasta con siete tantos. Como en la primera temporada del holandés: 3-4, en una de las noches gloriosas del Piojo López en la Liga. O el 2-4 que se registró un año después. O el 2-3 de esa misma temporada, la 1998-99, en la Copa del Rey. Todo con la esperanza de que el Barça remonotara. Pero no sucedió. El Valencia volvió a golear.
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