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Reportaje:

El Fòrum arranca en Pedralbes

Debate sobre las relaciones entre Europa y Estados Unidos y la deriva unilateralista bajo la sombra de Irak

Ya lo dijo el alcalde de Barcelona, Joan Clos, cuando el viernes presentó el libro Guerra y paz en el siglo XXI. Una perspectiva europea (Tusquets): "No hay que darle más vueltas a lo que será el Fòrum, con esta conferencia ya estamos haciendo Fòrum, el Fòrum es esto". El libro recoge las ponencias de la primera edición -un tanto clandestina- de lo que ya se ha bautizado como los Encuentros de Pedralbes, cuya segunda edición -sobre las relaciones transatlánticas-, se celebró ayer.

Barcelona pretende convertirse en el modelo de lo que muchos politólogos ya empiezan a llamar la "diplomacia de las ciudades", en el sentido de que a algunas polis emblemáticas les corresponderá la responsabilidad de crear plataformas, reunir protagonistas de conflictos y, en definitiva, impulsar procesos y negociaciones de paz de un modo que a los Estados les es muy difícil llevar a cabo por múltiples razones.

La cita de ayer en Pedralbes aún no tenía estas pretensiones, pero sí reunía el peso específico de los grandes debates sobre política internacional. Se trataba de debatir sobre el estado actual de las relaciones trasatlánticas con el nubarrón de la, a juicio de muchos inminente, guerra contra Irak como piedra de toque.

Como estrella figuraba el politólogo norteamericano Robert Kagan, uno de los más brillantes teóricos del unilateralismo de la actual Administración estadounidense, miembro del Carnegie Endowment for International Peace, que acudía a territorio enemigo. Y lo hacía sin complejos apuntando que son los débiles quienes buscan el multilateralismo. "Si eres débil quieres que se relajen las reglas. Si eres fuerte tiendes a olvidarlas", dijo.

En contraste, y para evidenciar que la sociedad norteamericana no sólo no es uniforme, sino que tras las últimas elecciones -como apuntó más de uno durante el debate- está dividida al 50%, el profesor de Justicia Global de la Universidad de Georgetown John Ikenberry opinó que en estos momentos "los impulsos unilaterales simplemente tienen ahora el terreno abonado", pero el multilateralismo sigue presente en la sociedad norteamericana y en su sistema político". Ikenberry dijo que la actual pulsión unilateralista "forma parte de un un ciclo, pero no es una tendencia".

Con los pies más en el suelo, con la experiencia de toda una vida en el servicio diplomático de Washington, el embajador Kenton Keith, cuyo último destino antes de retirarse fue la dirección de la Oficina de Información del Gobierno Norteamericano (USIA) durante la guerra de Afganistán, recordó: "He vivido como diplomático muchas y distintas administraciones. Todas llegan prometiendo que dejaran de intervenir en el exterior y se concentrarán en política interna, y todas acaban metiéndose hasta el cuello en el exterior".

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Al sociólogo Anthony Giddens, director de la London School of Economics, asesor personal del primer ministro británico, Tony Blair, y padre de la llamada Tercera Vía del socialismo europeo, le tocó ejercer el difícil papel de justificar el apoyo del Ejecutivo del Reino Unido al presidente de EE UU, George W. Bush, sin bendecir por ello la deriva unilateralista. Giddens explicó que los atentados del 11 de septiembre de 2001 han cambiado el modo de ver el mundo no sólo porque EE UU haya sido atacado, sino porque ha emergido un nuevo fenómeno. El nuevo terrorismo no tiene nada que ver con el que han soportado algunas naciones europeas, como España o el Reino Unido, en los últimos años. Pero Giddens le dio la vuelta al cliché de Kagan sobre los fuertes y los débiles. "No se llega muy lejos siendo el matón del barrio", sentenció el sociólogo.

El francés Pascal Lamy, comisario de Comercio de la Comisión Europea, fue más radical: "Sí, hay muchos conflictos entre ambos lados del Atlántico; hay guerras comerciales como el caso del proteccionismo en el acero, en la percepción del medio ambiente, en la utilización de transgénicos, en el Tribunal Penal Internacional. Son diferencias que se producen en el campo de los valores, que se refieren a lo que la gente cree bueno o cree malo". Quienes se manifiestan contra los transgénicos, dijo Lamy, "no están manipulados por los sindicatos agrarios, lo hacen porque creen en ello. La globalización trae más y más diferencias entre Europa y Estados Unidos", sentenció.

Javier Solana, el alto representante para la Política Exterior y la Seguridad Común de la UE, se mantuvo pegado al suelo de la experiencia, como el embajador Keith, pero no se privó de lanzar una dura crítica contra la Administración de Bush. "Estados Unidos confunde el unilateralismo con el imperialismo", dijo. Las relaciones entre ambos lados del Atlántico, aseguró, no pasan por el mejor momento". Solana hizo una defensa del multilateralismo en toda línea. "Europa fue tierra de conflictos y la solución llegó a través de instituciones multilaterales", dijo. "Nuestra obligación es mostrar que eso funciona".

Solana fue más lejos y corrigió a Giddens. "A algunos europeos", dijo, "les cuesta convencerse de que el nuevo terrorismo es tan diferente del viejo terrorismo que muchos países han sufrido", si bien reconoció que los atentados del 11 de septiembre fueron de gran utilidad para sacar adelante las reformas legales que la UE necesitaba en materia de seguridad interior. "En 24 horas surgieron ideas y se aprobaron leyes que antes hubiera costado años conseguir", dijo.

Sean una cuestión cíclica o una tendenacia determinante, la tentación imperial norteamericana y la pasividad europea no parecen ser un buen camino, según todos los presentes. Todos reconocieron que, a pesar de las diferencias, la relación entre Europa y Estados Unidos es fundamental y que, como dijo Solana, "las futuras generaciones deben continuar con esa cooperación, que será básica para la estabilidad y la seguridad del mundo".

'Happy birthday',Mr. Giddens

El debate de ayer fue organizado por el Fòrum 2004, el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación Cidob, y estuvo moderado por el sociólogo Manuel Castells, autor de la trilogía La era de la información, durante muchos años profesor de la Universidad de Berkeley y actualmente del Instituto Interdisciplinario de Internet de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y el presidente de la Fundación Cidob, el ex vicepresidente del Gobierno español Narcis Serra.El alcalde de Barcelona, Joan Clos, insistió en la presentación en que el seminario se enmarca en el camino preparatorio del Fòrum de les Cultures 2004 y, ciertamente, obtuvo el apoyo del mundo intelectual y académico no sólo de Barcelona y Cataluña, sino también de toda España. Pero la presencia de políticos quedó limitada, además de al alcalde, al consejero de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información -y también ex profesor en las universidades norteamericanas de Berkeley y Harvard- Andreu Mas-Colell, y al líder del PSC, Pasqual Maragall. La jornada tuvo sus anécdotas. Durante el almuerzo, a la hora de los postres, de pronto sugieron tres camareros portando un enorme pastel y se dirigeron a la mesa en la que comían los ponentes. Era la tarta de cumpleaños con que la organización obsequió a Antony Giddens, quien, cogido por sorpresa, apenas pudo balbucear un brindis.

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