Carlos destroza al Valladolid en media hora

El Valladolid tenía en la mano un trabajo fácil porque había empatado a dos en Mallorca. Le bastaba con un empate a cero, con aguantar un poco al rival y esperar una opción en su escena favorita, el contraataque. Tan fácil parecía que se durmió y tuvo que soportar media hora de bochorno, porque salió al campo hastiado de tener que estar allí en una noche gélida y con la mitad del trabajo hecho en el partido de ida. Incluso cuando el Valladolid reaccionó, al comienzo de la segunda parte llegó otro gol de Lozano, que acabó de clasificar al equipo de Manzano.

El Mallorca, o mejor, Carlos, terminó con el Valladolid en media hora. Sólo en diez minutos el delantero sevillano había conseguido dos goles. El tercero lo dejó para más adelante, para cuando el Valladolid había comenzado a pensar en que había alguna posibilidad de reaccionar, en que con dos goles empataba la eliminatoria, que ya lo había hecho en la isla cuando perdía por el mismo resultado y remontó en un santiamén. Pero ayer la historia fue distinta, aunque para el Valladolid es de sobra conocida porque últimamente se ha convertido en un chollo para los delanteros, porque entre los dos centrales cualquiera puede rematar con toda tranquilidad.

El impacto de los dos goles iniciales lo recibió el Valladolid con la misma frialdad con la que se había manejado antes. Y aunque Óscar aprovechó el único resbalón de la defensa de Manzano para acortar la diferencia sideral que había entre los dos equipos, un zambombazo de Lozano, otra vez entre los dos centrales, otra vez desde el punto de penalti, sentenció.