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Duisenberg ofrece seguir "lo que sea necesario" en el BCE tras el 9 de julio

Los tipos quedan en el 2,75% y el euro logra el máximo en tres años

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, recordó ayer a la Unión Europea que el próximo 9 de julio acaba su mandato, pero añadió que está dispuesto a permanecer en su puesto "todo el tiempo que los jefes de Estado y de Gobierno [de la UE] consideren necesario" . El anuncio de Duisenberg se produce en un momento en el que su teórico sucesor, el francés Jean-Claude Trichet, se encuentra inmerso en el juicio por las cuentas del Crédit Lyonnais.

La oferta de Duisenberg deja más tiempo para aclarar si el más probable de sus sucesores, el presidente del Banco de Francia, Jean-Claude Trichet, está habilitado para asumir el cargo o si es preciso buscar otro candidato. En un proceso que puede tomar meses, Trichet desde esta semana tiene que comparecer ante un tribunal parisiense que intenta dilucidar si él y otros altos funcionarios encubrieron manipulaciones contables en el antiguo banco estatal Crédit Lyonnais a inicios de los años noventa.

La opción de Trichet como recambio de Duisenberg el próximo 9 de julio forma parte de un acuerdo verbal entre los gobernantes europeos alcanzado en mayo de 1998. El holandés Duisenberg, de 67 años, anunció en febrero de 2002 su intención de abandonar la presidencia del BCE el próximo verano, después de cinco años como máximo responsable de la autoridad monetaria de la zona euro. Ayer se limitó a pedir al Consejo Europeo que prepare su relevo, aunque aclaró que permanecerá en el puesto hasta que sea necesario "en interés de una transición regular".

Entretanto, tal y como se preveía, el Consejo de Gobierno del BCE ni tocó los tipos ayer ni dejó entrever futuros movimientos. En diciembre pasado, la autoridad monetaria redujo el precio del dinero en medio punto porcentual, hasta el 2,75%. "En lo que al futuro respecta, ya veremos", dijo Duisenberg durante la rueda de prensa. En el análisis del BCE, cuyo principal cometido es mantener a raya la inflación, en la actualidad hay riesgos "tanto a la baja como al alza" para la estabilidad de precios.

Por un lado, la debilidad del crecimiento en la zona euro y la apreciación de la moneda única frente al dólar contrarrestan la subida de los precios. Por el otro, una posible guerra en Irak y sus consecuencias para el mercado del petróleo, al igual que un eventual fuerte aumento de los salarios, podrían presionar en sentido contrario. En principio, el BCE confía en poder garantizar que la inflación no supere el 2% este año.

Una balanza de riesgos similar, entre una tenue estabilización en los mercados, de una parte, y desequilibrios macroeconómicos internacionales y amenaza bélica, por la otra, fue constatada también en lo que al débil crecimiento de la zona euro se refiere. En medio de tanta incertidumbre, "el único factor de estabilidad en el que hoy por hoy pueden confiar los ciudadanos es la estabilidad de la política monetaria, que contribuye a mejores perspectivas de crecimiento", coqueteó Duisenberg.

Apoyo a la Comisión

El presidente del BCE, asimismo, defendió una vez más el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea, que obliga a los Estados a no permitir un déficit público superior al 3%. La mayor economía de la zona euro, Alemania, acaba de violarlo flagrantemente, con un 3,8% estimado por Bruselas para el año pasado.

"El Consejo de Gobierno apoya los pasos dados por la Comisión para preservar el funcionamiento de este marco, incluyendo la puesta en marcha de procedimientos contra déficits excesivos y avisos preventivos donde sean necesarios", formuló Duisenberg. Al mismo tiempo, el holandés subrayó que las reformas a ser acometidas por Alemania y otros países tienen que "orientarse" hacia el crecimiento.

Pese a la decisión del BCE de mantener el precio del dinero para la zona euro, la moneda europea alcanzó ayer su nivel más alto de los tres últimos años frente al dólar. A media tarde el euro se cambiaba a 1,0468 dólares, pero durante la mañana se elevó hasta 1,0535. La debilidad de los mercados bursátiles estadounidenses y las tensiones bélicas están en el origen de la debilidad del dólar.

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