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Reportaje:

La 'mala salud' del esperma, en revisión

Un estudio realizado en Almería rebate la alarma sobre la bajada de calidad y cantidad del semen humano

Javier Arroyo

Hace una década, numerosos estudios científicos lanzaron la idea de que la calidad y cantidad de los espermatozoides del hombre se habían reducido drásticamente. El estudio más serio, de 1991, habló de una rebaja en la cantidad del 50 % en los 50 años anteriores, algo así como un 1% anual. De ser verdad, transcurridos otros 50 años, el mundo se habría visto obligado a confinar las tareas de reproducción en un laboratorio por falta de espermatozoides.

Esas cifras tan alarmistas están siendo ahora revisadas. En España ya han aparecido los primeros datos de esa puesta al día. Según un estudio realizado en Almería sobre 269 voluntarios, el 85,5 por ciento de los hombres analizados presenta una cantidad de semen superior a la considerada "normal" por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Otro factor importante para la reproducción, como es la movilidad del esperma, mostraba que en el 67,2% de los casos, la movilidad estaba dentro de los parámetros de normalidad que establece la OMS.

La revisión a aquellos datos que tanto dieron que hablar hace una década se está realizando dentro de un programa de investigación que ofrecerá próximamente resultados pormenorizados para todos los países europeos, además de Japón y Estados Unidos. En España, es el equipo del doctor Cristóbal Avivar, director del área de Biotecnología del hospital de Poniente de Almería, el que se ha encargado de lo concerniente a la calidad seminal.

El proyecto, sin embargo, es mucho más amplio y abarca de manera genérica todos los aspectos de la "salud reproductiva masculina". Dentro de varios años se tendrán por primera vez datos fiables desde el punto de vista científico sobre malformaciones congénitas de los órganos de reproducción masculina, calidad seminal, alteraciones genéticas y los efectos de ciertas sustancias químicas sobre las hormonas que regulan la actividad reproductiva masculina.

Tendencia a la disminución

Según el doctor Avivar, "no hay criterios estrictos y científicos para afirmar que la calidad del semen ha disminuido de forma dramática, aunque hay indicios de una posible tendencia a esa disminución". Avivar explica que todos los estudios realizados en años pasados se hacían sin ningún protocolo científico establecido y cada uno de acuerdo a criterios de cantidad y movilidad seminal propios.

De hecho, tampoco los organismos internacionales se ponían de acuerdo en establecer rangos de normalidad en este asunto. Así, hoy sí existen unos criterios que la OMS considera normales: una eyaculación de 2 centímetros cúbicos, con 20 millones de espermatozoides por centímetro cúbico, y que al menos el 25% de esa cantidad tenga una buena movilidad.

Este proyecto, según Avivar, constituye "un estudio base, estandarizado para poder tomar valores de referencia y, a partir de él, hacer estudios futuros que garanticen los resultados y generen hipótesis ciertas". Por ello, sólo a partir de él podrá conocerse, en los próximos años, cómo varía la cantidad y calidad de los espermatozoides en todo el mundo.

Por primera vez, todos los países están usando los mismos criterios y métodos de análisis y calidad, que serán usados en futuras revisiones del proyecto. Hasta el momento, sólo Finlandia, Estonia, Noruega y Dinamarca han hecho públicos algunos datos preliminares. Según Avivar, "los resultados de España son muy similares a los publicados de estos países".

La toma de muestras de la fase española del proyecto concluyó el pasado 3 de diciembre en el hospital de Poniente. Se reclutaron 269 voluntarios de entre 18 y 23 años de edad, españoles de madre española, sin antecedentes de salud reproductiva y sin enfermedades crónicas. El responsable de esta parte del proyecto recuerda lo "difícil" que fue para ellos conseguir personas que aceptaran dejarse examinar.

Avivar menciona que, a diferencia del resto de países, donde los voluntarios proceden del ejército, aquí fue imposible por las dilaciones y la falta de colaboración que recibía de los responsables de aquél. Por ello, España es el único país en el que ha habido que recurrir a la Universidad como lugar de reclutamiento de voluntarios.

A partir de ahora, el estudio de las muestras toma una nueva dirección. Las muestras de sangre y esperma servirán para comprobar la presencia o no y qué función desempeñan en el organismo masculino los llamados disruptores estrogénicos, es decir, los productos químicos de los que siempre se ha sospechado que perjudican la salud reproductiva masculina. Se trata de cientos de productos que van desde los pesticidas e insecticidas, hasta algunos elementos utilizados para fabricar plástico o juguetes e incluso en cremas de protección solar y cosmética, pinturas o champús.

Mejor en invierno

Las circunstancias a las que se les puede achacar la disminución de la calidad en el esperma del hombre en el último siglo son variadas. El director del servicio de Biotecnología del hospital almeriense de Poniente, Cristóbal Avivar, menciona como principales factores externos de riesgo los agentes químicos contenidos en diversas sustancias de uso cotidiano en la industria, la agricultura o incluso en la higiene humana; algunos alimentos, el estrés del ritmo de vida actual y el calor.

El lado malo de estos elementos es que de casi todos ellos resulta imposible escapar, cuando menos a corto plazo. La parte positiva es que, al menos los efectos derivados del calor y del estrés, son reversibles.

Según Avivar, el estar mucho tiempo sentado aumenta la temperatura en el escroto entre medio grado y un grado, mientras que al andar o correr ésta baja entre 0,3 y 0,6 grados. Además de la postura corporal, las modas en el vestir también influyen. La ropa ceñida, por ejemplo, no hace ningún favor a la bajada de la temperatura en la zona, ni tampoco determinadas fibras textiles que dificultan la transpiración.

La toma de muestras de los 269 voluntarios almerienses reclutados por el equipo científico que dirigió el doctor Avivar se llevó a cabo, según explica el responsable del estudio en España, durante las cuatro estaciones del año. Y sus resultados no dejan demasiados resquicios a la duda: en los meses de verano, la cantidad y calidad del semen recogido resulta a la luz de los análisis como mínimo ligeramente peor que la del semen recogido durante los meses de invierno.

Espoleada por estos datos, la curiosidad científica del doctor Avivar le llevó a comprobar las estadísticas de los nacimientos que habían tenido lugar en su propio hospital. Los datos arrojados por el estudio quedaron así confirmados con la cifra de partos por mes. El mayor número de nacimientos tuvo lugar en los meses de agosto, septiembre y octubre. Si se echan las cuentas, la realidad viene a respaldar los análisis de laboratorio: el invierno es la época más fértil.

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