"Soy un inconcluso"
PREGUNTA. Esta antología aporta cinco poemas inéditos. Un acontecimiento en un poeta como usted, que "escribe poquito", según dijo Neruda.
RESPUESTA. Y de repente, cuando uno escribe "demasiadito", quedan apenas cinco poemas. A mí me gustan esas antologías antiguas en las que quedan unas líneas desmochadas con una vibración verdadera. No hay que hacerse ilusiones con que lo concluso o lo concluyente sea tanto. Yo soy un inconcluso. Estoy por la contención, no por el derramamiento. De ahí me viene mi clasicidad. Decir lo máximo con lo mínimo, como decía Pound.
P. Al que llama "copión maravilloso".
R. Me encanta, porque no creo en la originalidad, sino en el coro.
P. Entre estos nuevos poemas los hay de amor.
DEL OCIO SAGRADO
Gonzalo Rojas Debolsillo Barcelona, 2002. 102 páginas. 3 euros
R. Entre las utopías, la que no ha perecido, la del fundamento, es el amor.
P. ¿Crece su poesía en anillos, cómo un árbol?
R. Las visiones y el lenguaje de las visiones desde primera edad son los mismos. No tengo por qué aceptar la linealidad de la poesía. Un poema tras otro. O un libro tras otro, como una construcción de ladrillos. ¡No! Creo más que nada en el rythmus, en el númerus, en el respire: esta diástole sístole [inspira]... Yo era tartamudo de pequeñito. Me costaba un mundo sacar los vocablos con fonemas duros, la pe, la te, la ka, qué horror, en lugar de leerlos, me inventaba otra palabra suave y hacía jugar mi imaginación. Ése es el taller interno de un poeta.
P. ¿Cómo ve lo inefable un entusiasta de santa Teresa?
R. Yo digo inhablable. Me resulta más decidor que inefable, que está demasiado categorizado... Pasado un tiempo, aquello que parecía semiindescifrado en uno mismo se esclarece en unos preciosos poemas de otro.
P. Y de la poesía española contemporánea, ¿le interesa algún nombre?
R. Son buenos poetas. No es cierto que esté decaída la poesía totalmente acá, que ustedes sean farragosos. Recuerdo haberlo hablado con Octavio Paz. Él no era un gran poeta, porque era letrado, hiperlúcido, se lo comía la lucidez. No le funcionaba del todo ese otro juego más animal de un Vallejo. Y llama la atención: nunca habló Paz de Vallejo. Tampoco otro genio, lúcido y crítico, que se llama Borges. En cambio aquí en España se respeta a Vallejo y se le quiere.
P. Volvamos a Pound.
R. El gran clásico al que apalearon, y no sólo por su actitud política... Yo soy hombre de las izquierdas, pero no me molesta nada que Pound haya sido mussoliniano. Lo hizo exaltado por el odio y la reserva que le tenía al asqueroso dinero.
P. Sorprende en este libro la actualidad: televisión, Internet, la palabra arroba.
R. Que además es arrobamiento. La arroba, el arrullo virtual. En la televisión veo el bullicio, la mezcolanza. En el poema hay una denuncia de falsedad, de ese mundo que a veces es la liviandad por la liviandad.
P. Está usted cercano a la ciencia.
R. El físico tiene conciencia del límite, por eso es un matemático. Pero el poeta también. Niels Bohr dice que vivimos colgados del lenguaje. También me interesa Hawking. Y la vieja cosa de Heisenberg. O aquello que se le atribuye a Heráclito: ambigüedad, aproximación, nada más.
P. ¿El poeta es el guardián del mito?
R. Claro. ¿Cómo se llama... el muchacho que dirige Cuba?
P. Admirable perífrasis. Fidel Castro.
R. Pues él no es mito. ¿Y por qué Guevara es mito? Porque nació mito. Uno nace mito. Eso me consta. Yo me siento mito. [Ríe] ¿Sabe por qué? Por esa dimensión de hacer y contemplar al mismo tiempo. Soy de la raza fundacional, por eso adoro a los españoles, que se atrevieron con el mundo.
P. Es usted muy crítico con la poesía concebida como mercadería.
R. Este librito se titula Del ocio sagrado porque ocio implica visión. Es el sosiego que se alcanza cuando se llega, cuando uno es capaz de abstenerse de la trampa de la alabanza, del negocio, del éxito. Esos abusos son una falsificación pavorosa. Es muy pesado escribir, si uno se pone a pensarlo. Pero hay que cumplirlo. Y, si te dan el don, ¿cómo lo haces?
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