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Rusia pone en marcha el gasoducto submarino a mayor profundidad del mundo

La tubería, a más de 2.000 metros bajo el mar Negro, llega a Turquía

Rusia comenzó ayer a bombear gas natural a Turquía a través de un nuevo gasoducto submarino bajo el mar Negro y por el que dentro de diez años espera suministrar hasta 16.000 millones de toneladas anuales de carburante. Natalia Selivánova, portavoz del gigante semiestatal ruso de gas Gazprom, dijo que la compañía Botash, socio de la parte rusa en el proyecto, empezará a recibir el gas ruso a partir hoy.

El carburante, suministrado por la empresa rusa Kubangazprom, empezó a bombearse en una estación situada cerca de la localidad de Dzhubga, en la costa rusa del mar Negro, a unos 75 kilómetros al sur del puerto de Novorossíysk. Tras cruzar el fondo del mar Negro a lo largo de 375 kilómetros, y a una profundidad de más de 2.000 metros, el gasoducto llega al puerto turco de Samsun, desde donde el carburante será suministrado a Ankara.

El montaje de la parte marítima del gasoducto, cuyas tuberías tienen un grosor de 31 milímetros, estuvo a cargo de la plataforma flotante de tendido subacuático de tuberías Saipem-7000, la mayor del mundo y de fabricación italiana. Según Selivánova, durante los próximos 15 días los especialistas irán aumentando paulatinamente la presión en el gasoducto, hasta llegar al nivel necesario para el suministro normal de gas.

2.000 millones de toneladas

De acuerdo con el proyecto, en 2003 está previsto suministrar a Turquía 2.000 millones de toneladas de gas, y en los años sucesivos aumentar el flujo anualmente en otra tanta cantidad, para llegar en el año 2010 a los 16.000 millones anuales.

El gasoducto es una gran apuesta de Rusia para competir con el oleoducto que unirá Bakú (capital de Azerbaiyán) con el puerto turco de Ceyhan. Por allí se sacará el crudo y el gas que se extraiga de los yacimientos del mar Caspio. Rusia intentó que ese oleoducto pasara por su territorio, pero la presión estadounidense pudo más y el trazado se hizo desde el sur de Bakú, pasando a través de la ex república soviética de Georgia, y desde allí entra a Turquía para luego ser transportado a los puertos de Occidente.

El consorcio encabezado por la petrolera británica BP y que incluye también a la italiana Eni, la noruega Statoil y la estadounidense Unocal, invertirá 2.900 millones de dólares en la construcción del oleoducto.

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