Tormenta frente al retablo churrigueresco
Cuando se ofrece un espectáculo en la iglesia, uno espera un cierto recogimiento, una imprescindible moderación que exige el recinto. Por supuesto que la ampliación de sonido es necesaria, pero de eso a la tormenta que nos recibió frente al bello retablo churrigueresco de Fuenlabrada, en el ya tradicional ciclo Navidad, templo y música, hay casi la misma distancia que del cielo al infierno.
Nada más pegar un zapatazo al unísono los tres bailaores, tuvimos un sobresalto que nos dejó aturdidos para toda la función. Habían puesto al tablero una tal ampliación de sonido que el espectáculo transcurrió no sobre una tarima en que las escobillas y taconeados deben oírse nítidos y a la perfección, sino sobre una auténtica fábrica de truenos. Y así no hay forma; los guitarristas tenían problemas para oírse ellos mismos, y los cantaores iban a su aire como buenamente podían.
El Güito
A puerta abierta. Baile: El Güito, con Marypaz Lucena. Bailaoras y bailaores. Cantaores. Guitarristas. Iglesia de San Esteban, Fuenlabrada, 22 de diciembre.
Navegando en ese escándalo de sonoridades, creíamos ver el espectáculo que habitualmente monta El Güito, convencional por cuanto se compone de estilos flamencos independientes que se suceden uno a otro con buenas maneras. Marypaz Lucena, como primera bailaora, tuvo una línea bastante acertada, con momentos de lucimiento personal, y los tres bailaores hicieron gala de fuerza pero en un baile efectista.
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