"Sevilla no tiene tradición histórica de contemporaneidad"
Después de cinco años al frente del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), los primeros y por tanto los más duros, José Antonio Chacón conserva intacto el entusiasmo con el que se hizo cargo de un proyecto ambicioso y atractivo, pero que nació envuelto en polémica. Sevillano de 46 años y periodista especializado en cultura, sabía perfectamente a qué se enfrentaba cuando la consejera de Cultura Carmen Calvo le ofreció el puesto, porque había seguido informativamente el nacimiento del centro desde su gestación en un decreto de la Junta de Andalucía en 1989. La elección del antiguo convento de Santa María de las Cuevas en la isla de La Cartuja como sede del CAAC, una vez descartada la propuesta inicial de las Reales Atarazanas y superado el pulso con la Consejería de Hacienda que reclamaba el espacio de La Cartuja, al centro le queda aún la batalla más difícil de ganar. El reto es hacer que los ciudadanos sientan al CAAC como propio, un problema que no viene sólo de la falta de interés por el arte contemporáneo, sino de las barreras mentales que la ciudad tiene aún con la isla de La Cartuja.
"No considero que el dinero destinado al Museo Picasso se lo quiten al CAAC"
"Las distancias para llegar al centro son, a veces, más mentales que físicas"
El tesón y la gran capacidad de trabajo de Chacón y del equipo que le respalda han hecho posible que el CAAC cumpla cinco años -el próximo día 5 de febrero- con medio centenar de exposiciones a sus espaldas, unos 120.000 visitantes anuales y, lo que es más difícil, un prestigio nacional e internacional que se traduce en colaboraciones con instituciones como el Museo Georges Pompidou, la Fundación Cartier, el Centro de Arte Reina Sofía o el Guggengheim de Bilbao.
Pregunta. Cuando se observan los resultados del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en cifras, la pregunta que surge inmediatamente es: ¿Con qué presupuesto se ha contado para hacer frente al programa?
Respuesta. El presupuesto del CAAC para este año ha sido de 3.130.000 euros, cantidad que para 2003 se aumentará en un 8%. En números redondos es un presupuesto muy corto. Por ejemplo, el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) tiene más de 166 millones de euros y el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid supera los 498 millones de euros. Nuestro criterio de gestión no es ajustarnos al presupuesto, sino plantear cuáles son nuestros objetivos, ver cuánto dinero aporta la Administración y conseguir el resto a base de patrocinadores y colaboraciones con otras instituciones culturales.
P. ¿Cuáles de las grandes exhibiciones que se han visto en el CAAC se han realizado con costes mínimos gracias a esas colaboraciones?
R. El desierto ha sido una de ellas. La realizamos junto con las fundaciones Cartier, de París, y La Caixa, de Barcelona. A nosotros nos costó menos de seis mil euros y la producción de una exposición así supone al menos 480.000 euros. Con Double trouble, la colección particular del norteamericano Tom Pachett, tuvimos un golpe de suerte. La exposición, una estupenda selección de obras internacionales del siglo XX todas relacionadas con el humor, llegó a España por mediación de la Comunidad de Valencia. La fecha de la exposición se retrasó y nos enteramos de que estaba en Madrid embalada. Inmediatamente nos pusimos de acuerdo con el Centro José Guerrero de Granada y la trajimos a las dos sedes. El presupuesto de esta muestra, que nunca podríamos haber afrontado por el alto coste de los seguros y traslados desde Estados Unidos, fue tan sólo de unos 12.000 euros.
P. Hay quien dice que la coincidencia en el tiempo de los primeros años del centro y la puesta en marcha del futuro Museo Picasso en Málaga -prevista para octubre de 2003- le ha perjudicado al CAAC, porque los recursos de la Consejería de Cultura son muy limitados y se han primado las aportaciones a Málaga.
R. Estoy convencido de que hay que apostar por los dos proyectos. No considero que el dinero destinado al Museo Picasso se lo quiten al CAAC. Hace poco se han aprobado nueve millones de euros para Medinat Al-Zahara y nadie dice que se lo estén quitando a otro sitio. El tema de Picasso es una oportunidad histórica que, además, constituirá la entrada de Andalucía en el circuito internacional del arte.
P. Entre el medio centenar de exposiciones que se han colgado en estos cinco años, ¿cuáles se ajustan más a su filosofía de trabajo?
R. Sin duda, Andalucía y la modernidad. Por primera vez se ha hecho una selección de casi 30 años de arte contemporáneo en Andalucía. Aunque la elección de los artistas ha tenido sus luces y sus sombras y nos consta que faltaban algunos, nadie puede discutir a los que estaban. Además, el catálogo ha quedado como un importante libro de consulta en el que se analiza la evolución del arte andaluz desde la entrada en escena del Equipo 57 hasta los ochenta. Los excesos de la mente, también producida por el centro como la anterior, es otra de las grandes porque ha mostrado las relaciones del arte andaluz con lo mejor del arte internacional.
P. ¿No faltan en la programación exposiciones individuales de los grandes artistas andaluces?
R. El CAAC se inauguró en 1998 con una antológica de Chema Cobo, fue el último de los artistas que recibió el Premio Andalucía de Artes Plásticas, después este galardón se ha cambiado. Las de Enrique Brickmann, Francisco Peinado, Guillermo Pérez Villalta y Rogelio López Cuenca, premiados en las anteriores ediciones, las organizó también el centro, pero en otros espacios ya que no estaba abierta Cartuja. El tema andaluz no lo hemos abandonado. Para 2004 estamos preparando una gran antológica del Equipo 57 y trabajamos también en otras de Curro González, José María Báez y del fotógrafo Gonzalo Puch. A mediados de enero se inaugurará en el Reina Sofía de Madrid una gran antológica de Pepe Espaliú, ahora se cumplen diez años de su muerte, en la que el CAAC ha colaborado. La exposición, que pasará después por Dublín, llegará a Sevilla en septiembre de 2003.
P. Hay artistas que se quejan de que el centro no les presta atención.
R. Que vengan y participen, que hagan propuestas. Las puertas están abiertas para todo el mundo, el centro trabaja con muchos artistas. Hemos organizado más de 40 talleres para todos los gustos en los que han participado unos 300 alumnos. Se han celebrado jornadas, conciertos de música contemporánea y conferencias de personas tan importantes en el arte contemporáneo internacional como Harald Szeeman, Kevin Power, Rosa Martínez, Milo Palenzuela o Francisco Jarauta. Lo que nadie puede pretender es que el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo organice exposiciones a los estudiantes de Bellas Artes.
P. ¿Actúa el río Guadalquivir como una barrera invisible?
R. Las distancias para llegar al centro son, a veces, más mentales que físicas. La visita a un museo es una decisión muy personal. Si no tenemos tantas visitas como otros centros de arte contemporáneo españoles no podemos achacarlo a la ubicación del centro. En 1999, cuando se organizó aquí la gran exposición de Velázquez recibimos 275.000 visitas en 70 días. Para mí, se trata más de un problema de concepto. Velázquez está conceptualizado como el mejor pintor español y pasar de ahí al arte contemporáneo es complejo. Sevilla no tiene tradición histórica de contemporaneidad. El motivo habría que buscarlo en otras cosas, quizás es que nosotros no formamos parte de ninguna capilla artística, así nos lo planteamos desde el principio y, por supuesto, esta postura tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes. Estoy seguro de que ciertos sectores van a criticar cualquier cosa que hagamos.
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