Morir sin nadie al lado
Un hombre hallado sin vida en su casa eleva a 68 los ancianos que fallecen solos en 2002
Se llamaba Vicente, tenía 82 años y vivía solo. Estos son los datos que figuran desde ayer en la fría estadística de personas que muertas en Madrid en lo que va de año. Con su desaparición se elevan a 68 el número de ancianos que han fallecido en soledad en 2002. Su historia podría haber tenido otro final si alguien hubiera descubierto antes que Vicente no respondía al otro lado de la puerta. En Madrid viven más de un millón de personas ancianas, y de ellas, 289.000 viven solas. 156.000 tienen más de 75 años. 17.400 de ellos disponen de teleasistencia, cifra que se duplicará en 2003.
Vicente D. J. vivía solo desde hace 17 años, cuando su mujer falleció, en el bajo del número 92 de la calle de la Duquesa de Parcent (Latina). Por aquel entonces acababa de jubilarse de la empresa láctea en la que trabajaba y sus tres hijos habían abandonado ya el hogar familiar. Sus vecinos ayer le recordaban como un hombre educado, pero poco sociable al que se encontraban de vez en cuando en el descansillo cuando regresaba de comprar el pan y el periódico. Hacia días que Vicente no salía al descansillo y que tampoco respondía al teléfono. El lunes a primera hora de la noche, los bomberos tiraron abajo la puerta de su casa y el Samur descubrió su cuerpo sin vida.
"El sábado uno de mis hermanos le llamó por teléfono y no respondió. El domingo lo volvimos a intentar pero tampoco hubo suerte", cuenta el menor de los tres hijos de Vicente de quien ha heredado su nombre. "El lunes a última hora llamamos a los bomberos. Mi padre había echado la llave por dentro y puesto una cadena de seguridad", añade. "Estaba muerto. No sabemos desde cuándo pero nosotros pensamos que puede ser desde hace tres o cuatro días. La autopsia lo dirá".
Los hijos de Vicente viven repartidos en Leganés y Fuenlabrada; mantenían contacto habitual con su padre. "Uno de mis hermanos le llamaba los sábados", cuenta el menor. "Él nos decía que estaba bien y así hasta la semana siguiente. La última vez que hablamos con él fue el día 7".
Vicente no disponía de ningún servicio de teleasistencia. Si lo hubiera tenido podría haber dado una señal de alarma. Su familia cuenta que el anciano era diabético y que ésa pudo ser la causa de la muerte.
La solidaridad de una vecina salvó, en cambio, la vida de una anciana de 82 años que fue rescatada ayer por el Samur tras sufrir un accidente cerebro-vascular (infarto cerebral) que le hizo desplomarse en el pasillo de su casa, en el número 26 de la calle de Antillón (Latina). Ante la falta de noticias de la mujer, la vecina alertó a los servicios de urgencia que la trasladaron al Hospital Clínico donde permanece en estado grave.
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