Sueños infantiles de antaño
Marbella acoge una exposición de más de 300 juguetes realizados entre 1875 y 1960
Juegos de construcción de 1959, cocinas de chapa de 1923, yoyós de 1924, alfileres de marionetas de 1890, muñecas de porcelana que datan de 1905 o un pequeño gramófono de hojalata a cuerda de 1919. El Museo Cortijo de Miraflores de Marbella acoge hasta el 11 de enero una exposición de juguetes antiguos realizados entre 1875 y 1960, compuesta por más de 300 piezas procedentes de Europa, Japón y EE.UU. La muestra, que se puede visitar de 10.00 a 14.00 y de 17.30 a 20.30 horas de martes a sábado, cuenta también con fotografías de reproducciones de postales infantiles de la misma época, que le confieren un cierto toque nostálgico.
De hecho, el tiempo parece haberse detenido al contemplar toda esta amplia variedad de juguetes, recopilados por el coleccionista Javier Conde Catena, comisario de la muestra y autor de varios libros sobre la materia, como La España de la Mariquita Pérez (editado por País Aguilar), Jugando con muñecas, o una monografía histórica sobre el coleccionismo de cromos.
No faltan en la exposición ninguno de los clásicos juguetes. Hay un poco de todo: Soldados, cocinitas, muñecas, trenes, coches, camiones, guiñoles, juegos de mesa, barcos, aviones y rompecabezas. La mayoría de los objetos están realizados en madera, celulosa, porcelana y chapa. Muchos conservan incluso sus envoltorios originales, algo que según los expertos es lo más difícil de conseguir porque es lo primero que se estropea o se desecha.
"Estábamos buscando algo relacionado con la infancia pero siempre desde el punto de vista histórico", explica el director del museo, Germán Borrachero. "Una vez seleccionada la muestra, lo único que se exigió fue que se tratase de piezas antiguas, y que no estuviesen retocadas", añade. Lo cierto es que, pese al transcurso de los años, todos los juguetes de cuerda expuestos en las diferentes vitrinas funcionan a la perfección, aunque muestran cicatrices evidentes de su uso infantil en otra época.
Curiosamente los que presentan más desperfectos son los juguetes más modernos, realizados en materiales como la goma, lo que se explica por la entrada de los procesos de fabricación en serie y el consiguiente abaratamiento de las materias primas.
Todas las piezas de hojalata anuncian con su aspecto su producción artesanal y un ingenio del que carecen muchos juguetes actuales. Se puede ver desde una motocicleta alemana de chapa capaz de ejecutar hasta ocho movimientos distintos, y en la que el motorista se baja del vehículo cuando termina sus piruetas, todo ello con girar un pequeño engranaje; a una espiral de 1950 con sus complicadas policromías.
Algunas piezas son imitativas de la realidad de la época, como una tienda de textiles de 1875 o una casa de madera con ventanas de estilo art nouveau que, posiblemente, constituyeron el objeto de deseo infantil de unos niños que hoy día no podrían dar crédito a la cantidad de juguetes que se almacenan en las casas modernas.
De lo superado a lo visionario
Algunos de los juguetes que pueblan las salas del Museo Cortijo de Miraflores producen entre los espectadores un cierto choque y son impensables hoy en día.
Tal es el caso de una escuela de monjas de madera de factura española fechada en 1945, en la que las muñecas que representan a las alumnas, todas calvas -no se conserva el pelo- y vestidas de uniforme, reciben la lección ordenadamente desde sus pupitres, o el de una pequeña iglesia a escala realizada antes de la Guerra Civil española.
Otras piezas tienen un valor histórico, como un juego de bolas fabricado en EE UU que conmemora el histórico vuelo en el que el famoso aviador estadounidense cruzó el Océano Atlántico por vez primera en la historia.
Los juguetes más raros de la exposición son sin duda un prototipo de la década de 1920, que volaba antes incluso de que el primer avión surcase los cielos, y una bandeja con un planetario en el que no aparece Plutón, planeta que aún no había sido descubierto cuando se diseñó la pieza.
"Hemos tratado de que el espectador medite sobre la evolución del juguete y su relación con nuestra vida al visitar la exposición, por eso se ha buscado una selección de cosas que choquen o hagan razonar y pensar un poco", dice Germán Borrachero.
Con el fin de lograr ese efecto, en el montaje de la exposición se han ido alternando los juguetes en las vitrinas mezclando deliberadamente estilos y diferentes cronologías para activar la comparación y ejercer un papel pedagógico.
El juguete no es ni mucho menos un invento reciente. En Occidente, los primeros vestigios conservados corresponden a muñecos de terracota hallados en tumbas infantiles griegas y romanas.
Muñecas, tabas, trompos y carracas constituyen el principal divertimento de los niños hasta finales del siglo XIX, cuando se descubre el valor pedagógico del juego. La revolución industrial aporta nuevos materiales y técnicas de fabricación y permite el abaratamiento de costes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.