Los Verdes franceses se radicalizan en un congreso marcado por la división

La principal formación ecologista francesa, Los Verdes, sale del congreso celebrado en Nantes este fin de semana con una nueva línea política pero sin dirección. El sábado la alianza entre los antiguos izquierdistas de Alain Lipietz y los ecologistas puros de Maryse Arditi consiguió imponer sus tesis frente a las sostenidas por el ex candidato a la presidencia, Noël Mamère, y la regionalista Marie-Hélène Aubert. Pero esa victoria, que supone un giro a la izquierda, no fue ratificada el domingo a la hora de elegir nueva dirección, pues la encabezada por Gilles Lemaire, un informático de 51 años y hombre de confianza de Lipietz obtuvo el 54% de los sufragios, un porcentaje insuficiente dado que los estatutos del partido imponen un mínimo del 60% de los votos.

El 11 y 12 de enero de 2003 Los Verdes se reunirán de nuevo en París y, para entonces, parece lógico que Lemaire haya logrado un acuerdo para garantizar que sea escuchada la voz de los minoritarios dentro de la dirección. Lemaire, que durante los años setenta militó con Lipietz en el grupúsculo maoísta Izquierda Obrera y Campesina, estuvo hasta 1992 con los socialistas y sólo milita en Los Verdes desde 1999.

En Nantes los representantes de los 10.000 afiliados de Los Verdes hicieron un balance crítico de la participación durante cinco años del ecologismo dentro de la llamada de izquierda plural del ex primer ministro socialista Lionel Jospin. Según Lipietz "el congreso ha castigado a quienes demostraron falta de responsabilidad en su apoyo a la política gubernamental". Para Lemaire está claro que "para hacernos respetar debemos adoptar una línea más radical". La antigua ministra y líder de Los Verdes, Dominique Voynet, criticó "el carácter paralizante"de los estatutos del partido ecologista.

Inquietud en la izquierda

La familia ecologista, tradicionalmente dividida en subgrupos enfrentados que establecen entre sí alianzas que sólo duran el tiempo necesario para acabar conjuntamente con el rival más detestado, inquieta al conjunto de la izquierda, máxime cuando tanto los socialistas como los comunistas también viven un difícil periodo pre-congresual. François Hollande, primer secretario del Partido Socialista, dijo ayer que espera que su partido "no siga el contraejemplo de los ecologistas y evite el peligro de ensimismamiento. Deseo que Los Verdes, sean quienes sean sus líderes, trabajen con nosotros para poner en pie el proyecto alternativo de la izquierda".

El congreso de Nantes, que ha venido a ratificar la tradición de la tentación izquierdista consecutiva a las derrotas (de 7 diputados han pasado a 3), también prueba que, si bien el electorado ecologista no tiene dificultades para asumir el reformismo de los socialistas, el militante verde se siente mucho más cómodo en compañía del radicalismo trotskista. Para Mamère es la constatación de que su popularidad fuera del partido -en las presidenciales obtuvo el 5,3%, un porcentaje que antes nunca había alcanzado un verde en Francia- es mucho mayor que en su seno, donde sólo le aprueban un 23% .

Por otra parte, un juez de Nanterre quiere inculpar a todos los implicados en la financiación oculta del desaparecido RPR (Unión por la República), 34 dirigentes de la derecha, dejando de lado al presidente Jacques Chirac pero anticipando ya, que tras las elecciones de 2007 y una vez dejado el cargo, la inmunidad que lleva aparejado desaparecería.