"El primer objetivo es desbordar por la banda"
¿Va a ser usted un crack? "Un catacrack", responde, con sorna, Albert Riera (Manacor, 1982), queriéndose amarrar bien a la tierra ante la oleada de elogios que llegan por su juego. Pero si como dice su entrenador, Gregorio Manzano, el espectáculo llega por los extremos, aquí viene Riera muy predispuesto. Tiene regate, mucha velocidad y un excelente golpeo con la zurda. Es algo innato, sí, pero para mejorarlo, el chico acudía de recogepelotas al defenestrado estadio Lluís Sitjar. Y se fijaba en cómo le pegaba a la pelota un tal Stankovic, el exterior izquierdo del Atlético de Madrid. Después coincidieron en el Mallorca y Riera absorbió para siempre un consejo crucial que le dio el yugoslavo: "Un extremo ha de salir preferentemente por afuera. El primer objetivo es desbordar por la banda".
Se quedó con la copla. Que se lo pregunten a Curro Torres, el lateral derecho del Valencia, cuya cintura fue víctima de la habilidad del manacorí en el primer encuentro de Liga. "En ese partido me di cuenta de lo que podía hacer en Primera". Un buen arranque de Liga después de un mal final del pasado curso. El técnico, Sergio Kresic, lo descendió al segundo equipo a falta de 12 jornadas. "Yo pensaba que iba a ser mi año, pero los malos resultados no ayudaron a los jóvenes", recuerda el jugador, que niega, como aseguran en el club, que ese descenso le viniera de perlas para bajarle los humos.
Procedente de Manacor, el mismo pueblo de Miquel Àngel Nadal o la gimnasta Elena Gómez, Riera llegó a la escuela mallorquinista con 14 años. Sin embargo, su familia siempre fue muy culé y, hace un par de años, el Barça lanzó una oferta doble por Albert y su hermano Llorens. Éste último, de 15 años, está ahora en La Masia, mientras que el Mallorca amarró a Albert con su primer contrato profesional. La cantera mallorquinista, repleta a su vez de andaluces y argentinos, da sus frutos. "Aquí sabemos que siempre vamos a tener una oportunidad", afirma.
Hay debate sobre quién descubrió a Riera. La paternidad de su debú en Primera hay que atribuírsela a Luis Aragonés, con quien se entrenó el 25 de febrero de 2000. Pero antes, con apenas 17 años, ya fue a una convocatoria de la Copa de la UEFA con el Mallorca de Fernando Vázquez. Ambos advirtieron que había una joya en el horizonte.
Tal vez porque sus ídolos fueron Laudrup y Roberto Baggio, a Riera le encanta el uno contra uno. Y por eso destaca la habilidad de Vicente, del Valencia, pero sobre todo valora la regularidad del madridista Figo, que "siempre da la cara". Por supuesto que el físico le acompaña. Riera mide 1,87 metros y pesa 77 kilos. "Físicamente estoy contento y técnicamente me doy un seis de 10, pero progresando", comenta y, a continuación, pasa lista a sus defectos. "He de mejorar la derecha, el juego aéreo y jugar con más agresividad. También tendría que marcar más goles". Manzano, además, afirma que le falta aprender a leer los partidos.
Lo que le sobran son las flores de sus compañeros. "Jugará en un grande sí o sí. Para mí es mejor que Vicente", dice de él el defensa Olaizola. "Sólo se le compara la zurda de De Pedro. Es rápido, fuerte y le pega muy bien a la pelota. Lo conozco desde hace años y, si tiene la cabeza en su sitio (para eso estamos mucha gente encima), llegará lejos", añade el capitán del Mallorca. "De aquí dos o tres años, va a ser el crack de esta Liga", concluye Eto'o. De momento, ahí están su cláusula de rescisión -18 millones de euros- y su interés en mantener los pies en el suelo. ¿Internacional absoluto? "Sólo llevo 26 partidos en Primera".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.