"En 1982 había más posibilidades de diálogo"

El periodista Eduardo Sotillos (Madrid, 62 años), militante socialista y portavoz del primer Gobierno presidido por Felipe González, ha diseccionado en el libro 1982, el año clave (Aguilar) los hechos que precedieron a la primera victoria electoral del PSOE.

Pregunta. Usted era director del diario Tribuna Vasca en 1982. ¿Desde Bilbao tuvo otra perspectiva de aquel año?

Respuesta. Sí, pero aquel año estaba muy marcado por la política nacional en su conjunto. Aquí en Euskadi fue muy importante: los poli-milis decidieron quitarse la capucha. Visto desde ahora, el terrorismo fue muy duro y también estuvo presente el debate sobre la central de Lemoniz. Creo que el clima político era mejor a partir del 28-O que el que hay ahora, con más posibilidades de diálogo entre el Gobierno de la nación y el Gobierno vasco.

P. ¿Qué lecciones puede sacar de lo vivido ese año?

R. Quiero recordar que en el 82 y después del 82 los políticos hablaban con bastante naturalidad, aunque tuvieran posiciones enfrentadas. Tenían un sentido de oposición más respetada.

P. ¿Cómo se enfrentó al cambio el nacionalismo vasco?

R. Asistía como un espectador privilegiado. No le parecía mal que teminara venciendo el partido socialista, siempre y cuando mantuviera una buena cuota de poder en Euskadi, que es lo que ocurrió. Conservaban la sensación de que era un partido hegemónico y podía mantener un diálogo con el PSOE. Las relaciones son muy complejas y contradictorias: un guiño de complicidad en momentos históricos y una pelea por un territorio que se ha debatido entre los dos polos.

P. Parece ciencia-ficción que se pueda recuperar el entendimiento que permitió formar gobiernos de coalición.

R. Sí. En estos momentos yo quisiera tener una dosis de voluntarismo para pensar que se tienen que hacer renuncias, algunas dolorosas. El PNV tendría que dar un paso adelante para que se pudiera generar esas dosis de confianza y diálogo. Pero yo no renunciaría a que eso se pueda producir.

P. ¿Qué habría hecho como portavoz del Gobierno en una situación como la del Prestige?

R. Lo que me hubieran dejado. Yo era un simple secretario de Estado, no un vicepresidente del Gobierno como el señor Rajoy. Idealmente, no cometería un error tan grave de hacer como los niños: taparse los ojos cuando algo les asusta. Se han cometido fallos democráticos: se ha engañado a la opinión pública y a los técnicos encargados de abordar el problema.

P. ¿La utilización política de los medios de comunicación es inevitable?

R. Me ha generado una gran ilusión que Zapatero se haya comprometido a que el director de RTVE sea independiente y con un mandato superior a la legislatura. Están equivocados los gobiernos que consideran que los medios de comunicación les dan automáticamente la victoria electoral. Es una minusvaloración de la inteligencia de los ciudadanos.

P. ¿Qué perfil tendría su portavoz de Gobierno?

R. Yo nunca pondría a un periodista. Un portavoz debe tener peso en el Consejo de Ministros, no ser un mero intérprete.