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Reportaje:La llegada del 'Rainbow Warrior' | CATÁSTROFE ECOLÓGICA EN GALICIA

Palos de ciego en busca de los "hilitos" del 'Prestige'

España envía a un buque noruego a succionar fuel donde no lo había mientras Portugal avistaba una gran mancha

Xosé Hermida

¿Dónde estaban las grandes manchas de las que hablaba el día anterior el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy?. ¿Acaso sería verdad que los tanques del Prestige sólo filtran "hilitos" que se vuelven imperceptibles al alcanzar la superficie?. ¿O quizá se tratase de que una mancha en el océano es como una aguja en un pajar?. ¿Tendría algo que ver la llegada del Rainbow Warrior, la enseña marítima de Greenpeace, con los palos de ciego que dio ayer el buque anticontaminación noruego Far Scout en busca de manchas de fuel por las proximidades del lugar donde se hundió el petrolero? El Far Scout se dejó seguir por el barco de los ecologistas tras comunicarles que había recibido instrucciones de navegar hacia el este en busca de una concentración de fuel. No se encontró nada. La mancha principal, según confirmarían después las autoridades portuguesas, estaba en dirección contraria.

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Lejos de los temores de los ecologistas, que intuían que la Armada española podría impedirles el paso, el Rainbow Warrior se encontró con un inesperado comité de bienvenida cuando ayer alcanzó el lugar donde se hundió el Prestige, a 133 millas al suroeste de Finisterre. El Far Scout, el barco noruego anticontaminación contratado por España para limpiar la zona, despuntó en el horizonte y allí se quedó quieto, como aguardando con paciencia la llegada de la expedición ecologista, a la que incluso le salió al encuentro. Cuando los dos buques estuvieron cerca entablaron un amistoso contacto por radio. Eran las 13.53, casi 17 horas después de que el guerrero del arco iris zarpase entre aplausos del puerto de A Coruña, con un grupo de periodistas a bordo.

- ¿Hay alguna clase de restricción para navegar por la zona?, preguntó el veterano e impasible capitán del Rainbow Warrior, Derek Nicholl.

-La única restricción está a 3.800 metros de profundidad", respondieron con ironía desde el Far Scout, en alusión a los restos hundidos del Prestige.

La tripulación del buque noruego explicó que casi todos los días se avistan nuevos afloramientos de fuel desde el fondo, pero que les resulta muy difícil combatir contra ellos porque no suelen formar manchas densas, sino una película fina y muy fragmentada. Aunque habían transcurrido ya seis horas desde el amanecer y faltaban unas cinco para que cayese la noche, el Far Scout todavía esperaba instrucciones, que llegaron justamente cuando se produjo el encuentro con el Rainbow Warrior. Desde el remolcador español Ría de Vigo, que también permanece en la zona, se comunicó a los noruegos que los aviones habían avistado una zona de manchas a unas 15 millas al este de su posición. Y allá se fue el Far Scout, encantado con la compañía de los ecologistas y de la prensa, que seguía expectante las maniobras desde el puente del guerrero del arco iris.

O los pilotos de los aviones tenían la vista nublada o alguien indicó mal el rumbo. Tras dos horas de camino, lo máximo que se pudo ver fueron dos manchitas, muy espesas, eso sí, pero de no más de tres metros de diámetro, sobre las que se abalanzaron las cámaras a falta de otra cosa. En vista del éxito, el Far Scout dio media vuelta y dejó al Rainbow Warrior perplejo por lo ocurrido. En ese momento se recibió una llamada desde tierra. Miembros de Greenpeace habían comunicado con el Instituto Hidrográfico Portugués, que les dio las coordenadas exactas de una vasta extensión de manchas que abarcaba un área de 15 millas de largo por 8 de ancho. Esa concentración de hidrocarburos a la deriva estaba a sólo 12 millas del lugar donde se encontraron el Rainbow Warrior y el Far Scout, sólo que con rumbo exactamente contrario al que tomaron los noruegos por órdenes de España. A esas alturas ya era demasiado tarde para acudir al lugar señalado por los portugueses antes de que cayese la noche.

A partir de entonces, las conversaciones con los noruegos dejaron de ser tan afables como antes y en medio siempre se colaba la emisora del Ría de Vigo, el remolcador contratado por Salvamento Marítimo, que ya tuvo una controvertida actuación en los momentos que siguieron al accidente del Prestige. El capitán del Far Scout no quiso precisar la cantidad de combustible recogido en los últimos días. Cuando Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España, le preguntó cuánto tiempo va a quedarse a la zona se limitó a responder: "El que nos digan las autoridades españolas". A López de Uralde ya no le quedaron dudas de lo que estaba sucediendo. "En mar, como en tierra, lo que impera es la manipulación informativa para que la gente no sepa lo que está pasando", dijo, antes de insistir en que el Gobierno debe estudiar soluciones técnicas para extraer el fuel que permanece en los tanques del Prestige. Según él, la compañía holandesa de rescates Smit Tak ha asegurado a Greenpeace que la tarea no es imposible.

De momento, los "hilitos" del Prestige han vuelto a quedarse sin testigos. Ayer ya no estaba en la zona el batiscafo francés Nautile, tras expirar su contrato con España. Pero el que no cede la vigilancia sobre la evolución de las manchas es el Instituto Hidrográfico Portugués. España, en cambio, prefiere buscarlas donde no las hay.

El barco de Greenpeace, <i>Rainbow Warrior,</i> en el puerto de A Coruña.
El barco de Greenpeace, Rainbow Warrior, en el puerto de A Coruña.SANTOS CIRILO

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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