Un libro repasa la historia del Euskalduna, de astillero a centro de congresos

La Diputación de Vizcaya ha editado un libro que recoge la historia del astillero Euskalduna y de la construcción del palacio de congresos y de la música que heredó su nombre en el solar que quedó tras su cierre a finales de los años 80. Euskalduna quiere ser un homenaje a los hombres y mujeres que hicieron posible el astillero y a los que hoy trabajan en las nuevas actividades, según indicó ayer la diputada de Cultura, Ana Madariaga.

Euskalduna ha sido escrito por los historiadores Maite Ibáñez, José Luis Ibarra y Marta Zabala, especialistas en arqueología industrial. El libro, con 200 páginas, sale al mercado en una edición de 1.000 ejemplares.

El libro hace un recorrido cronológico centenario, desde la constitución de la Sociedad Euskalduna de Construcción y Reparación de Buques, con un capital de ocho millones de pesetas, a la puesta en marcha del actual palacio de congresos, inaugurado en febrero de 1999.

Los autores de la obra se han detenido en la reconstrucción de los principales hitos de la historia del desaparecido astillero, desde los primeros años volcados en la reparación de buques hasta la consolidación de una potente empresa, que en la época dorada de los años 60 alcanzó su apogeo, con unos 3.000 trabajadores en plantilla y una producción que llegó a superar la construcción de 40 embarcaciones al año.

Euskalduna no obvia la etapa díficil que se abrió con la crisis de la década de los 70 y condujo al cierre definitivo del astillero en 1988, víctima de la reconversión industrial. El último barco construido en Euskalduna, el bullcarrier Bijelo Polje, con destino a Yugoslavia, fue botado en septiembre de 1984.

El libro también dedica un apartado a la conflictividad que desató el anunció del cierre del astillero en los últimos meses de 1984, en los que "Euskalduna fue adquiriendo poco a poco ambiente de trinchera", según afirman los autores. El proyecto del palacio de congresos, diseñado por los arquitectos Dolores Palacio y Federico Soriano, cierra la obra.