La policía de Holanda desactiva dos bombas en centros de Ikea
La investigación apunta hacia una extorsión y no terrorismo
La policía holandesa descartó ayer la hipótesis de un ataque terrorista después de haber desactivado sendas bombas en Amsterdam y cerca del puerto de Rotterdam, en el interior de dos de las 10 sucursales que la cadena sueca de muebles Ikea tiene en el país. Un tercer paquete sospechoso fue detonado en Utrecht, pero no contenía explosivos. Las tiendas de la firma permanecieron cerradas todo el día.
La aparición de los artefactos coincide con el primer juicio celebrado en Holanda contra presuntos extremistas musulmanes acusados de pertenecer a Al Qaeda y planear ataques en Europa.
La primera de las bombas fue hallada en Amsterdam después de que responsables de la compañía recibieran una llamada. No hubo problemas para desactivarla. La encontrada en Sliedrecht, cerca de Rotterdam, estalló en las dependencias de una comisaría local mientras era manipulada por dos artificieros. Ambos resultaron heridos leves.
Además de las sucursales de Ikea, también recibieron ayer amenazas de bomba la agencia nacional de noticias, ANP, y las oficinas centrales de la Sociedad Holandesa del Petróleo.
La comisaría central de Amsterdam descartó el móvil terrorista y dijo inclinarse por "una extorsión más propia de delincuentes comunes que de extremistas". Un portavoz de Ikea se inclinó en el mismo sentido.
La policía no quiso confirmar si la firma sueca había recibido cartas donde se anunciaba la presencia de explosivos en sus tiendas de Holanda. Dicha versión había circulado después de que la agencia de noticias ANP señalara que el embajador sueco en los Países Bajos, Björn Skala, así lo había declarado.
El hallazgo de los explosivos coincide con el primer juicio celebrado en Holanda contra presuntos extremistas musulmanes simpatizantes de Al Qaeda. Se trata de cuatro varones de origen francés, argelino y etíope, además de un holandés, que fueron detenidos dos días después del atentado del 11-S.
Según la policía, habrían formado una red terrorista con sede en Europa y estaban involucrados en los asaltos a la Embajada estadounidense en París, así como una de sus bases militares en Bélgica. La fiscalía pidió anoche para ellos penas que oscilaban entre los dos y los seis años de cárcel.
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