_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Voluntarios

Sostenía Víctor Hugo que el verdadero ser humano es aquel que hay detrás del propio ser humano. Y éste no puede ser otro que la conciencia. La conciencia de ser miembro de la humanidad y firmar con ella un contrato de solidaridad.

La solidaridad es una conciencia amasada a través de la historia, una de cuyas realidades más actuales es el voluntariado. Pero aún así hoy es fácil hacerse preguntas como las siguientes: ¿El voluntariado es un movimiento político, una conciencia o un complemento de la acción política? ¿Quién maneja los hilos del voluntariado? Es difícil plantear una respuesta unívoca ante estas cuestiones, pues participa por igual de las tres posibilidades. Es un movimiento político en cuanto participa de la mejora de las relaciones entre los seres humanos; es una conciencia por nacer de la necesidad del ser humano por alcanzar la justicia, y, a su vez, se desarrolla como complemento de la acción política a partir del momento en que su voluntariedad parte del contrato personal ante la sociedad y por tanto puede ser temporal, transitorio e incluso coyuntural. El compromiso es de la persona con su conciencia y con la sociedad, un compromiso que se desenvuelve en el inmenso campo de batalla que es el ser humano: el campo de la solidaridad.

En este sentido, el voluntariado es la suma de seres humanos conscientes de "sus" derechos y de que esos mismos derechos no son "suyos" en exclusiva, sino compartidos e interdependientes de los de los demás seres humanos.

El voluntariado tiene en este aspecto una función reivindicativa, y, por tanto, política, desde el momento en que se implica en la defensa de los derechos humanos, trabaja por el desarrollo sostenible, procura la igualdad de oportunidades, reclama la supresión de barreras físicas o culturales. Y todo ello, por encima de ideologías políticas y creencias religiosas, muchas veces diferentes, e incluso contrapuestas, aquí y en todos los lugares del planeta.

Además, hay otros aspectos del voluntariado, más bien vinculados a la sensibilidad, la generosidad, la paciencia, la compasión, el gusto por el tiempo compartido, actitudes personales que se suman a la idea de justicia social para completar los motivos que impulsan a las personas a convertirse en voluntarios y en voluntarias.

Por todo ello, las más de seiscientas mil personas vinculadas al voluntariado en nuestra Comunidad tienen en común una misma ambición, ayudar a los demás. Ambición que se concreta de muchas forman, tantas como las más de mil seiscientas entidades en torno a las cuales se agrupan.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La solidaridad y el voluntariado, causa y efecto de este importante fenómeno de acción colectiva, adquieren por tanto especial importancia como "flotador" para sus individuos en una sociedad caracterizada, entre otras variables, por la prioridad de lo económico, la pérdida de valor de los valores, la sobreabundancia de información, etcétera, que nos genera un sentimiento de impotencia, soledad y vulnerabilidad, frente a una realidad que nos desborda y con la que muchas veces nos conformamos.

Hoy, Día Internacional del Voluntariado, nos sirve para hacer una llamada de atención y reconocer la labor de este quince por ciento de población inconformista que ha tomado conciencia de su capacidad de acción para mejorar la sociedad en la que vive. Y que no sólo ha optado por la solución a los problemas que perciben en la medida de sus posibilidades, sino que se ha convertido en la conciencia de los gobiernos y de los mercados ejerciendo una presión que parte de una necesidad humana.

Y en ese punto radica la fuerza del voluntariado como movimiento social. En su capacidad para hacer de la mejora de la humanidad el centro de su actuación. Una tarea ardua que representa el compromiso del ser humano con su época, con sus congéneres y con el medio que le rodea. En esa apuesta común todos salimos fortalecidos, y por ello las instituciones, las organizaciones y los voluntarios compartimos un mismo principio de participación para la mejora de las condiciones de vida de la Humanidad.

Rafael Blasco es consejero de Bienestar Social.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_