La bola de cristal tecnológica
Balance de los primeros cinco años de trabajo del Observatorio de Prospectiva español
Una definición de prospectiva es la reflexión colectiva sobre la realidad para predecir el futuro. Dice Jesús Rodríguez Cortezo, director del Observatorio de Prospectiva Tecnológica e Industrial (OPTI), que lo que intentan los equipos que coordina es reducir la incertidumbre sobre lo que va a pasar en la tecnología, la economía y la sociedad, con el propósito de identificar las tecnologías emergentes que probablemente produzcan los mayores beneficios económicos y sociales en los próximos años. Identifican tendencias y vigilan su desarrollo por medio de indicadores. ¿Y cuáles son algunas de estas tendencias, con un fuerte componente tecnológico? Pues, por ejemplo, productos que pueden parecer ahora meras modas, como los alimentos funcionales. "Son alimentos a los que se les añaden o quitan componentes o se les somete a procesos para que tengan efectos saludables; ya sabemos que en los próximos años llegarán a ser un arma importante de la medicina preventiva", explica. Ejemplos ya existentes: los alimentos vitaminados o fermentados con nuevas enzimas. Implican cambios tecnológicos para los que las empresas deben de prepararse con tiempo.
Se identifican retos clave, como el uso del territorio o la seguridad en Internet
Otra tendencia es la que se plasmará en un mapa paneuropeo del ferrocarril de alta velocidad. "Ahora vemos la alta velocidad a escala nacional pero en unos 10 años se habrán conseguido los avances tecnológicos necesarios para que las redes nacionales se interconecten y cambie radicalmente la filosofía del transporte de personas", explica Rodríguez Cortezo, quien también reconoce que lo que nunca se puede prever son los cambios radicales, los pendulazos.
En estos últimos cinco años, el OPTI, creado por el Ministerio de Industria y ahora adscrito al del Ciencia y Tecnología, ha reflexionado sobre el futuro a medio y largo plazo (un máximo de 15 años) en sectores como el transporte, la agroalimentación, la energía, las tecnologías de diseño y producción, la química y el medio ambiente. Toda su producción es accesible por Internet en la dirección www.opti.org.
Pedro Morenés, secretario de Estado de Política Científica y Tecnológica, recordó durante la celebración del quinto aniversario del OPTI, la pasada semana, que los países que ostentan el liderazgo tecnológico en el mundo utilizan la prospectiva de forma sistemática como apoyo a la definición de sus políticas nacionales de ciencia y tecnología. "Es un proceso de reflexión colectiva y cualificada que se lleva a cabo a base de movilizar a un elevado número de expertos en diversas disciplinas y de distintas procedencias", recordó Morenés.
La prospectiva es una disciplina reciente, ya que nace en los años ochenta, pero los llamados ejercicios nacionales de prospectiva no comienzan hasta la década siguiente, siendo Japón el país que más los ha extendido en el tiempo. James Gavigan explica que representa la intersección de tres campos: los estudios del futuro, la planificación estratégica y el análisis de políticas nacionales y sectoriales. Este experto del Instituto de Prospectiva Tecnológica de Sevilla, de la UE, explica que las áreas que está abarcando la prospectiva aumentan. Ya no se hace sólo sobre clásicas áreas industriales sino que se utiliza para nuevos enfoques.
En Dinamarca, por ejemplo, este año, hay ejercicios de prospectiva en marcha sobre nanotecnologías, inteligencia artificial y la higiene en los sectores de la alimentación y la sanidad. En el Reino Unido, los nuevos ejercicios se centran en las tecnologías asociadas a la radiación en sus distintos rangos (los rayos X, el infrarrojo y el ultrasonido) y en las tecnologías de seguridad personal como las relacionadas con la identificación de personas y la lucha contra el crimen. Y se han identificado retos claves como la seguridad en Internet, el uso del territorio y el ocio creativo.
Los centros que coordinan el trabajo por sectores o áreas de conocimiento en OPTI (las antenas en la jerga de la prospectiva) se seleccionan por criterios de excelencia y especialización, y son públicos y privados, explica Rodríguez Cortezo, que es también director de la Escuela de Organización Industrial. Estos centros son el Instituto Químico de Sarría, AINIA Instituto Tecnológico Agroalimentario (Valencia) la Fundación ASCAMM (Barcelona), el Ciemat (Madrid), Centro de Innovación Tecnológica del Medioambiente (San Sebastián) Instituto Catalán de Tecnología (Barcelona), la Fundación Genoma (Madrid), INESCOP (Levante) y Labein (País Vasco).
De las conclusiones que han alcanzado estos años en los distintos sectores se adivinan dos condicionantes que imperarán en casi todos ellos: la protección del medio ambiente a través del mínimo impacto ambiental en los procesos de fabricación y la gestión integral de los residuos; la contribución al desarrollo sostenible con menor consumo de materias primas, y la adecuación a las necesidades del consumidor, con productos innovadores y de vida corta, además de seguros.
Pero adivinar el futuro nunca ha sido fácil y la prospectiva, a pesar de todos los esfuerzos, es una bola de cristal bastante nublada y no aplicable a otros campos, como la ciencia. Intuir lo que va a pasar en el transporte, por ejemplo, no quiere decir que se pueda hacer lo mismo con la física. "Los métodos se podrían aplicar, pero la prospectiva está muy asociada a la evolución social, la económica, etcétera, mientras que la ciencia se mueve en un mundo mucho más abstracto, más de absolutos", explica Rodríguez Cortezo, quien también recuerda que la prospectiva es una herramienta fundamental de la política científica. "Recomendaciones que hicimos sobre la mecanización a alta velocidad y las energías renovables se incorporaron al plan nacional de investigación vigente y ahora vamos a empezar a colaborar en la redacción del nuevo plan". ¿El mayor peligro? Que los estudios se queden en los cajones y no se utilicen para lo que fueron hechos, encarar el futuro con algo menos de incertidumbre.
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