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Entrevista:NIEVES ROIGE | Presidenta de la Asociación de Mujeres Gitanas Progresistas

"La mujer no es para parir y fregar"

Miquel Alberola

Pregunta. Mujer, gitana y progresista. Son muchos ingredientes.

Respuesta. Y difíciles. La mujer gitana está marginada doblemente: por mujer y por gitana. Sin el apoyo de mi marido yo no hubiese podido hacer nada porque los maridos gitanos son muy machistas.

P. ¿Cómo empezó?

R. Cuando tuvimos idea de montar la asociacón, en 1989, los hombres nos dejaron entrar en la suya como un módulo de mujeres. Pero cuando nosotras obtuvimos una subvención, nos quisieron manipular enseguida. Querían que firmáramos los papeles y ellos administrar. Y nos negamos.

P. Las querían como decoración.

R. Así es. Luego, cuando hubo que elegir presidente nos presentamos en la asamblea y nos dijeron que las mujeres a casa y con la pata rota. Todavía es así en gran parte, y sólo nos ayudan el marido de María Dolores Fernández [que la acompaña en la entrevista] y el mío. Los demás, si te pueden poner la mano en el cuello y ahogarte, te ahogan. Y si hay algún programa interesante, se lo arreglan para apartar a las mujeres y se lo quedan.

P. ¿Qué sentimientos la condujeron hacia lo que hace?

R. Veía que las mujeres gitanas no estábamos preparadas para salir al mundo laboral. El modo de salir era montar una asociación donde nos pudiéramos reunir y hablar. Y empezamos a coser, a aprender peluquería y hacer cosas en las que se sintiesen motivadas. Y sobre todo a ayudarlas en su autoestima, porque la gitana tiene la autoestima muy baja. Le dicen: tú sólo sirves para parir y para fregar. Y la mujer no es para parir y fregar, sino que es la que da la educación a los hijos. Es la pieza clave en la población gitana, porque transmite la cultura.

P. ¿Cuál es el principal problema que tiene la mujer gitana?

R. La imposibilidad de salir al mundo laboral por no tener estudios suficientes. Mucho más todavía que luchar contra nuestros maridos. Hoy te piden el graduado escolar hasta para fregar, y normalmente las niñas gitanas dejan la escuela cuando están en quinto de primaria.

P. ¿Qué está haciendo usted por sus mujeres?

R. Con la ayuda de la Generalitat y de quien nos pueda ayudar hacemos cursos: cocina, peluquería, estética, corte y confección... Todo con el objetivo de que se puedan emplear en empresas o montar cooperativas. El sistema de la cooperativa funciona, y la que más éxito tiene es la de corte y confección, porque la mayoría de los gitanos van al mercado y les interesa.

P. ¿Las mujeres responden a esos cursos?

R. No vienen motivadas porque no se les paga nada. La mayoría de cursos son en horario laboral, y lo que manda es Don Dinero. No las puedes obligar. De momento, por su precaria situación económica, no valoran la formación como un pasaporte de salida al mundo laboral.

P. ¿Cómo es un día en su vida?

R. Me levanto a las siete de la mañana y me voy al mercado a ayudarle a mi hijo en la venta de ropa y calzado. A las dos y media vuelvo a casa para hacer la comida. Luego, a buscar el género; y por la tarde, vengo a la asociación. Además del trabajo que da tener cuatro hijos, tres nietos y ser ama de casa.

P. ¿Se valora lo que hacen?

R. Hay payos que dicen que nos estamos forrando con las ayudas, y gitanos que dicen que estamos revolucionando a la juventud y haciendo que las mujeres manden a los hombres a comprar. Que les enseñamos demasiada libertad a las mujeres y que eso no puede ser. En cualquier caso somos las malas de la película.

EN DOS TRAZOS

Nieves Roige nació en Madrid en 1954 de padres catalanes, que tres años después se asentaron en Valencia. Enseguida quiso romper el determinismo a que parece relegada la mujer gitana, y para ello obtuvo el certificado escolar, estudió secretariado, se sacó el carné de conducir y, tras superar las pruebas de acceso a la universidad, estudió graduado social. En 1989, persuadida de que la mujer era la pieza clave de la cultura gitana y que tenía que acceder al mercado laboral para mejorar la situación de los suyos, montó la primera organización de mujeres gitanas de Valencia. Su labor es tan importante como desagradecida.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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