La reducción de ayudas de la UE desacelera los precios de la tierra
El valor del terreno sólo se encareció un 3,6% en el año 2001
Los precios de la tierra sólo subieron un 3,6% en 2001, según los datos elaborados por el Ministerio de Agricultura en base a las informaciones proporcionadas por las comunidades autónomas. Este discreto incremento, que se debe a la caída de ayudas de la UE, contrasta con las fuertes subidas de los años precedentes y se espera que en los próximos años se mantenga la línea de recortes.
El precio medio de una hectárea de tierra para usos agrarios en España en 2001 fue de 7.552 euros frente a los 7.292 euros de 2000.
La desaceleración de los precios de la tierra constituye la confirmación oficial de la existencia de mayores dificultades para mantenimiento de las rentas agrarias y las perspectivas poco optimistas que se presentan para el futuro.
El comportamiento de los precios de la tierra en las dos últimas décadas ha tenido importantes oscilaciones en función fundamentalmente de los procesos de reformas de la Política Agrícola Común. A mediados de los años ochenta, tras el ingreso de España en la UE, se produjeron subidas importantes por la existencia de buenos años agrícolas junto con los incrementos de precios por su aproximación a los comunitarios y el inicio en el pago de algunas ayudas.
En este periodo, los precios de la tierra subieron tambien por la presión inversora en el campo de capital urbano. Esta línea de crecimiento se paró y se produjo incluso un retroceso al inicio de los años noventa ante los interrogantes que planteaba la reforma de la Política Agrícola Común.
La aprobación de la misma en 1992, y la aplicación en los años siguientes de ayudas directas, supuso un fuerte crecimiento de los precios en los últimos años de esa década, con aumentos del 14,2% en 1997, del 16,2% en 1998 y del 11,4% en 1999.
Capital urbano
En este momento, a la menor presión del capital urbano en el sector agrario se suman los muchos interrogantes que plantea en futuro de la Política Agrícola Común y el resultado de las negociaciones en el seno de la Organización Mundial de Comercio. En el marco comunitario, las previsiones apuntan en todos los casos a la congelación y al recorte de las ayudas directas.
En el caso de España, a esos recortes se suman además las penalizaciones por superación de unas cuotas insuficientes. Las perspectivas en materia de precios son igualmente negativas ante la progresiva apertura de fronteras y liberalizacion de importaciones.
En medios agrarios se estima que los precios actuales de las tierras para usos agrícolas no responden al valor y rentabilidad de las explotaciones, sino que han tenido aumentos artificiales por inversiones ajenas al sector. Esta situación ha sido y es una gran dificultad para el acceso de los jóvenes a las explotaciones agrícolas ante la existencia de unas ayudas públicas irrisorias para lo que oficialmente se considera debe ser una explotación competitiva.
El comportamiento de los precios de la tierra constituye una radiografía de la situación del sector agrario. Las superficies de labor desaceleran suavemente las subidas para aumentar sólo el 6,1% los secanos y el 8,1% las tierras de regadío.
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