Goleada a una sombra
El Athletic abusa de un Espanyol sin identidad ni inteligencia
A la vista de la blanca palidez de su juego, andaba el Athletic buscando el rival apropiado para cambiar de tez. El Espanyol se prestó voluntario, como indignado por que alguien pudiera ser más blando defensivamente que él, menos ofensivo que él y menos inteligente en el manejo de los partidos que él. Ni siquiera el gol -habitual en San Mamés en todas las jornadas- le cambió la cara. Se diría que el más sorprendido fue el Espanyol, que halló fortuna en su primer disparo a puerta gracias a la candidez rojiblanca en las jugadas a balón parado.
A cualquier equipo, el gol de Maxi Rodríguez le habría insuflado vida, le habría hecho apretar los dientes, enseñar el mentón, juntar las líneas y dedicarse a fomentar el desequilibrio nervioso del Athletic, obligado a la tercera remontada consecutiva en su casa.
ATHLETIC 4 - ESPANYOL 1
Athletic: Lafuente; Javi González, Lacruz, Murillo, Larrazabal; Gurpegui, Alkiza; Joseba Etxeberria (Tiko, m. 92), Ezquerro (Guerrero, m. 84), Arriaga (Yeste, m. 61); y Urzaiz. Espanyol: Argensó; Navas, Domoraud, Amaya, David García; Morales, Álex Fernández (Luque, m. 64); Maxi Rodríguez (Fredson, m. 76), De la Peña (Milosevic, m. 64), Roger; y Tamudo. Goles: 0-1. M. 15. Libre indirecto que empalma Maxi Rodríguez. 1-1. M. 20. Penalti inexistente de Amaya a Etxeberria que transforma Larrazabal. 2-1. M. 49. Gurpegui cabecea un saque de esquina. 3-1. M. 71. Urzaiz empuja un centro de Yeste. 4-1. M. 79. Etxeberria, de tiro cruzado. Árbitro: Puentes. Expulsó al técnico espanyolista, Ramón Moya (m. 45), por protestar al auxiliar, y a Roger por doble amonestación (m. 67). 38.000 espectadores en San Mamés.
Pues no. Tan poca cosa es el Espanyol que el Athletic ni se inmutó, arreó la tropa, puso en liza al mejor Etxeberria y en un santiamén había dado la vuelta al resultado sin que su rival supiera qué pasaba en San Mamés, como si mirara caer la lluvia. Bien es cierto que Puentes, un colegiado de los de antes, barrigudo y condescendiente, obsequió al Athletic con un penalti inexistente de Amaya a Etxeberria para fomentar el empate. Luego, el técnico blanquiazul, Moya, se autoexpulsó por una trifulca con el auxiliar y el Espanyol se vino abajo. Contagiado por el Athletic, concedió en el primer palo un remate bellísimo de Gurpegui. Y cuando pretendía reaccionar, con dos cambios ofensivos (Milosevic y Luque), Roger se autoexpulsó con el segundo plantillazo del partido.
Frente a diez, el Athletic fue un vendaval, sacó lo mejor de sí, bien defendido por Lacruz y dirigido por Alkiza. Los goles cayeron por doquier, premiando a Urzaiz, a Etxeberria, a quien lo intentara. Un festín inhabitual en San Mamés que potencia la autoestima rojiblanca y ratifica la crisis de un Espanyol sin señas de identidad, ni esquema, ni inteligencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.