Las crisis locales de IU agravan sus escasas expectativas electorales

Lejos de remontar, a Izquierda Unida cada vez se le complican más las cosas. Según la reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la coalición ha bajado un punto en estimación de voto (7,1%), pese a que en 2000 obtuvo el peor resultado de su historia, con un 8,1% de sufragios y seis escaños. A estas malas perspectivas se suma un rosario de crisis locales internas justo en pleno proceso preelectoral de las municipales de mayo de 2003, que ha supuesto en algunos casos, como el de Almería, casi el desmantelamiento de la organización. Estos conflictos, sin embargo, conviven con situaciones como la de Córdoba, donde IU ocupa la alcaldía.

Los dirigentes de IU consultados coinciden en señalar que aunque la crisis no guarde uniformidad y en un número importante de municipios medios la coalición funciona razonablemente bien, el resultado global va a ser "muy malo", porque el "caos" organizativo, en algunos casos, y los conflictos internos, en otros, otorgan una especial gravedad al proceso descendente iniciado en 1996. Hace justo un año, la dirección regional, que encabeza Diego Valderas, relanzó el proyecto de Convocatoria por Andalucía en Carmona (Sevilla) con el que el sector crítico cerró filas para evitar el desmoronamiento de la coalición. La tregua duró poco y las diferencias orgánicas volvieron a ponerse en primera línea.

Esta disputa que, lejos de disiparse, mantiene el fuego tan vivo como en plena batalla de la asamblea autonómica de octubre de 2000, no es, sin embargo, la razón de algunas de las crisis locales más enconadas que han hecho desaparecer cualquier atisbo de esperanza respecto a los resultados electorales provinciales. Por ejemplo, la de Aracena (Huelva), en donde IU gobernaba con la mayoría absoluta porcentualmente más amplia de la provincia (10 concejales frente a dos del PSOE y uno del PP). El alcalde, Manuel Guerra, se descolgó hace unas semanas con el anuncio de que se pasará en los próximos comicios a la lista del PSOE, con lo que asegura la mayoría absoluta a los socialistas en la Diputación y resta posibilidades a que en las autonómicas de 2004 IU recupere el escaño perdido en los últimos comicios.

En Jerez, la coalición ha pasado de cogobernar la ciudad con el PSA a tener prácticamente a sus concejales en el grupo mixto y fuera de la organización. El conflicto surgió cuando la asamblea local, en contra de las opinión de sus dos ediles, decidió romper el pacto con Pedro Pacheco. Los dirigentes del partido sospechan que en unos días se puede escenificar por parte del sector díscolo su salida de IU. Una de las consecuencias de este clima de tensión ha sido la falta de apoyos suficientes que está padeciendo el recién designado candidato de IU a la alcaldía de Jerez, Joaquín del Valle. Elegido por el aparato, no ha podido, de momento, ganarse la confianza de ciertos sectores de la militancia.

Lo ocurrido en Sevilla capital tiene especial relevancia por la importancia de la plaza, aunque su representación es escasa (dos concejales). La proclamación de la candidatura de la oficialista Paula Garvín el sábado sin el concurso del sector crítico -que se marchó en bloque con el propósito de impugnar el proceso- da una idea de hasta qué punto siguen abiertas las heridas entre ambos sectores. Los oficialistas lograron que se votara por separado la lista y la candidatura de Garvín, elegida por el 80% de los asistentes, con lo que este sector se aseguró los dos primeros puestos (los únicos con posibilidad de salida).