Precios altos para caudales escasos

El Plan Hidrológico Nacional (PHN) ha estimado en 0,30 euros el coste del metro cúbico de agua trasvasada del Ebro a la Comunidad Valenciana. Un cálculo que los agricultores, téoricos grandes beneficiarios del trasvase, encuentran caro y de dudosa rentabilidad para el riego de cultivos tradicionales valencianos. Los partidarios del trasvase apelan a la participación del Estado y la Unión Europea en la amortización de las obras del trasvase con el propósito de aligerar el precio del agua. La Fundación Nueva Cultura del Agua, contraria al trasvase, eleva, sin embargo, el coste real del metro cúbico del agua del Ebro a casi dos euros porque, según sus expertos, el río carece de excedentes suficientes y sus recursos son de mala calidad.

La Comunidad Valenciana arrastra un déficit hídrico en la actualidad que oscila entre los 400 y los 700 hectómetros cúbicos por año. El agua disponible en el territorio valenciano -3.200 hectómetros cúbicos por año (hm3/año)- es insuficiente frente a los 3.450 que se demandan. Por usos, la agricultura consume en estos momentos un 76% del agua frente a los abastecimientos urbanos, industriales y turísticos, que absorben el resto. Los valencianos disponen, según los expertos, y si se exceptúan los turistas, 770 m3 por habitante, muy por debajo de los 2.829 de media española y de los 3.100 de la Unión Europea, según Antonio Rico, profesor del Instituto de Geografía de Alicante.

Muchas opiniones coinciden en que la Comunidad Valenciana necesita nuevos caudales para garantizar su desarrollo. La polémica surge a la hora de establecer cómo conseguirlos y a qué precio. Rico defiende los trasvases porque la reutilización de aguas residuales -en 2000 se aprovecharon 200 hm3- y la producción de aguas desaladas -se generan unos 45 hm3/año- son todavía insuficientes para atender el déficit hídrico valenciano.

En este contexto, se lanza el Plan Hidrológico Nacional (PHN), con el trasvase de 1.051 hm3 de la cuenca del Ebro a Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y sureste de Andalucía con la perentoria necesidad de agua para la agricultura como argumento de peso y un precio medio del m3 de agua trasvasada del Ebro de 0,30 euros -la horquilla oscila entre las 50 y las 75 pesetas/m3-. Un precio elevado y de dudosa rentabilidad para el caso de cultivos como los cítricos. El Ministerio de Medio Ambiente defiende que con este precio se amortizarían los 4.200 millones de euros (700.000 millones de pesetas) que costaría la ejecución del trasvase.

Y aquí resurge la polémica. La Fundación Nueva Cultura del Agua, contraria al trasvase, asegura que el PHN se apoya en datos falsos en cuanto a la cantidad y calidad de las aguas del Ebro, cuestionando de partida que el río vaya a disponer de excedentes suficientes para transferir los hectómetros prometidos. "Si en el año hidrológico 2001-2002, el trasvase hubiera estado en servicio, apenas hubiera llegado un 15% del volumen previsto en el PHN, y los costes reales de la escasa agua trasvasada se habrían disparado por encima de los dos euros por m3", defiende la Fundación.

Aguas prepotables

Este organismo insiste en que los costes del agua trasvasada serán más elevados de lo que confiesa Medio Ambiente, "que basa sus cálculos en la ausencia de pérdidas de agua [filtraciones y evaporación] y en el rendimiento al 100% del trasvase". Según la Fundación, aunque llegara toda el agua prevista, ésta costaría como mínimo 0,52 euros/m3, a los que se añadirían otros 0,18 euros/m3 para potabilizar unos recursos hídricos altamente salinizados. "El agua del Ebro incumple la normativa europea de aguas prepotables", observa la Fundación, para la que el trasvase resultará ruinoso, sobre todo para la agricultura, ya que el abastecimiento, ya sea urbano, residencial, turístico o recreativo, es capaz de soportar costes de aguas superiores.

Las expectativas de crecimiento, de acuerdo al diagnóstico de esta plataforma, de los regadíos en zonas ligadas a proyectos de grandes trasvases se encuentran con notables problemas de costes económicos (entre 150 y 320 pesetas el m3), que acaban siendo superiores al precio de desalación de aguas salobres o marinas.

En este escenario, las dos grandes organizaciones agrarias valencianas han adoptado diferentes posturas ante el trasvase. El responsable de Aguas de la Unió de Llauradors del País Valencià, José Ramón Urbán, asegura rotundo que "cuanto mayor sea el coste del agua, peor será la calidad". El dirigente agrario apuesta por una modernización de las conducciones, que evite las pérdidas de líquido y apuesta por un mejor aprovechamiento de infraestructuras ya existentes como el trasvase Tajo-Segura para las zonas más sedientas de Alicante y de un trasvase del Ebro hasta Sagunto para las zonas deficitarias del norte de Castellón. En la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), José Campos propone que se distingan los usos del agua y se endurezcan los precios para determinados abastecimientos.

El profesor Antonio Rico apuesta por que el Estado y la Unión Europea sufraguen con ayudas parte de la amortización del trasvase para que los agricultores no paguen el 100% y llama la atención sobre las limitaciones que establece el PHN al crecimiento de la agricultura "cuando no recoge ninguna directriz territorial ni urbanística destinada a ordenar y limitar los procesos de urbanización en las cuencas beneficiarias de las transferencias del Ebro".