Otra escaramuza

La actual crisis en la directiva del RCD Espanyol se intuía desde el mismo momento en que Sánchez Llibre anunció la nueva composición de su directiva en abril de este año. Hizo una lista para contentar a todos, y al final no ha contentado a nadie. Muchos de los socios que apoyan al presidente no entendieron que incorporara a Ferran Martorell, mantuviera a Alfred Torras y que destituyera a Joan Collet como portavoz del consejo. Unos pocos meses después ya ha dimitido Martorell, el sustituto de Collet como portavoz, Alberich, también se ha ido y Alfred Torras tiene los días contados.

El trasfondo está claro: el control del RCD Espanyol, pero esta crisis no será la batalla final. No creo que a la familia Lara le interese plantear un enfrentamiento abierto en la Junta de Accionistas que se celebrará el próximo jueves. La situación deportiva no ha desgastado al presidente, que sigue gozando de amplios apoyos entre lo socios, y el proyecto del nuevo estadio está demasiado avanzado como para que un golpe de Estado fuera entendido por los pericos. Los últimos hechos son una escaramuza más: servirán para recordarle al presidente que los votos del máximo accionista (aunque sean en blanco) son los que le permiten seguir en su puesto. De ahí no pasará. Y espero que algún día se sienten y lleguen a un acuerdo, sea para integrarse en el consejo, sea para que la familia Lara venda sus acciones.