Contradicciones del PHN con los planes de cuenca
El Análisis del Estudio de Evaluación Ambiental Estratégica del PHN (realizado a instancias de la Fundación Nueva Cultura del Agua y coordinado por el profesor de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza,Pedro Arrojo) advierte de que el diagnóstico que hace el plan sobre el litoral valenciano entra en contradicción con el Libro Blanco del Agua y con el propio plan de cuenca del Júcar.
De acuerdo con este estudio, en cuya elaboración han participado una veintena de profesores universitarios de diversas ciudades españolas, el plan de cuenca del Júcar concluye que en su ámbito se dispone de recursos renovables más que suficientes para cubrir las demandas, puesto que constata la existencia de más de 1.100 hectómetros cúbicos anuales por encima de las demandas actuales. Ello se debe a que en las previsiones del PHN "se han ignorado buena parte de los recursos subterráneos, al tiempo que se han marginado buena parte de las posibilidades de reutilización de retornos".
Asimismo, el análisis de la Fundación Nueva Cultura del Agua pone de relieve que se han inflado demandas, destacando algunas estimaciones que encubren el crecimiento de regadíos. En ese sentido, la previsión de demandas entre el Júcar y el Turia aumenta respecto a la previsiones, establecidas en 30 hectómetros cúbicos anuales, hasta 125. De acuerdo con sus datos, en la margen derecha del canal Júcar-Turia se ha pasado de 10.000 hectáreas de regadío en 1986 a 15.000 en 1999.
De idéntico modo, en el sistema Vinalopó-Alacantí el PHN establece un enorme aumento de asignación respecto a la prevista en el plan de cuenca. Así, la dotación de 80 hectómetros cúbicos anuales a través del trasvase Júcar-Vinalopó se convierten en 200, un incremento del 150% con el que, según el estudio, se trata de justificar un aumento del desarrollo urbanístico y de dotaciones agrarias sin justificar. Lo mismo ocurre con los regadíos de Castilla-La Mancha, que aumentan su dotación de 65 a 100 hectómetros cúbicos "sin más explicaciones".
En cuanto a la situación en la cuenca del Segura, el análisis parte de la base de que la superficie regada en Murcia es superior en más de un 25% a las cifras aportadas por el Gobierno murciano. Entre 1972 y 1998 la superficie reconocida oficialmente de los nuevos regadíos a cargo del trasvase Tajo-Segura ha aumentado en un 70% con respecto a las previsiones iniciales, por lo que los impactos de la sobreexplotación son la clave de la desertización.
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