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Reportaje:

El 'despertar' de un getafense de 4.000 años

El vecindario de Perales del Río denuncia que las obras del AVE y de la M-50 dañan yacimientos arqueológicos milenarios

Oriol Güell

Aún no ha sido bautizado, pero es el vecino más viejo de Perales del Río (Getafe). Ha permanecido inmóvil durante 4.000 años, en posición fetal y cubierto por un metro de tierra. El margen de la carretera de San Martín de la Vega ha sido su lecho, y la excavación de una zanja para enterrar una tubería de gas, la culpable de su despertar. Fue en el pasado octubre y desde entonces los vecinos de este barrio de las afueras de Getafe están en plena ebullición. Quieren defender lo que consideran una "riquísima zona arqueológica", un patrimonio que ahora ven en peligro por la construcción junto a sus casas de un tramo de la M-50 y de la futura conexión de las líneas del AVE a Barcelona y a Sevilla.

"Se está respetando la legalidad y no se ha destruido ningún vestigio", asegura el Gobierno regional

"Por ahora sólo ha sido descubierto un esqueleto entero, pero también se han encontrado restos de 51 cabañas prehistóricas, muchas cerámicas y decenas de huesos de otros cuerpos humanos", explica Javier Corredor, de la Asociación de Vecinos Caserío de Perales. Los vecinos, apoyados por la diputada regional de IU Inés Sánchez, apuntan alto en sus acusaciones: "Los intereses económicos de las constructoras y los políticos del PP pesan más que la conservación de un patrimonio histórico de un valor incalculable", razona Sánchez.

La asociación vecinal dio ayer el primer paso en sus protestas: convocó una reunión con periodistas para mostrar su sorpresa e incredulidad por lo sucedido hasta ahora en la zona. "Las obras del AVE y de la M-50 están moviendo tierras en franjas de entre 30 y 70 metros de anchura y varios metros de altura. Según las administraciones, allí no hay restos arqueológicos. Pero, en cambio, la compañía de gas excavó justo una zanja de sólo un metro de profundidad y uno de anchura y aparecieron los restos de 51 cabañas y cientos de otros objetos. Como mínimo, es sospechoso", argumenta Corredor.

IU ha tomado el relevo de los vecinos y piensa llevar el asunto al foro político: "La Comunidad no ha tomado medidas preventivas para proteger el patrimonio histórico", asegura la diputada Inés Sánchez. Ésta anunció ayer que pedirá la "comparecencia del director general de Patrimonio [Juan José Echeverría] en la Asamblea para que explique lo sucedido" en Perales del Río.

En el Gobierno regional dicen estar "sorprendidos" por la beligerancia de los vecinos. "Es loable que estén tan preocupados por el patrimonio histórico. Pero pueden estar tranquilos: se está respetando escrupulosamente la legalidad y no se ha dañado ningún yacimiento", explica Belén Martínez, jefa del Servicio de Protección del Patrimonio Arqueológico de la Comunidad de Madrid.

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Las empresas contructoras están obligadas a contratar arqueólogos cuando realizan proyectos en terrenos susceptibles de esconder restos arqueológicos. Los historiadores están obligados a informar a la Dirección General de Patrimonio de todos sus hallazgos. Dependiendo de la importancia de éstos, los yacimientos son cubiertos de tierra para una futura excavación, se emprende una excavación de urgencia para rescatarlos o incluso puede ser necesario modificar el proyecto de la infraestructura.

Después de todas las prospecciones hechas en Perales del Río, el Gobierno regional tiene una explicación para la desigual distribución de los yacimientos arqueológicos hallados. "Toda la zona ha sido desde antiguo un área de extracción de áridos. Los agujeros que dejaba esta actividad se cubrían con escombros, que es lo único que hay ahora bajo las obras del AVE y de la M-50. Sólo en la franja donde ahora está la carretera, que está construida sobre un camino antiguo, no se han extraído áridos históricamente. Por esto, los yacimientos aparecen en la zanja del gas, porque la canalización transcurre pegada a la carretera, y ésta es la única porción de terreno donde los restos arqueológicos han llegado hasta nuestros días", asegura Belén Martínez.

Patrimonio ha dado luz verde a las empresas contructoras para que continúen con las obras. Pero los vecinos mantienen sus argumentos: "Hay zonas de las obras donde sólo hay escombros, pero en otros tramos se ha construido directamente sobre el terreno antiguo, sin hacer catas para ver si había yacimientos", replica Corredor.

Mientras tanto, ajeno a las disputas entre el Gobierno e IU, el primer vecino de Perales del Río sigue descansando, bien protegido, en el Museo Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares.

La edad de hierro, contra el tren

El Gobierno regional insiste en que la construcción de nuevas infraestructuras no está reñida con la conservación del patrimonio histórico. "No existe conflicto. Las dos cosas son compatibles", explican desde la Dirección General de Patrimonio.

La construcción del flamante tren de alta velocidad, el AVE, ya tuvo que retrasarse siete meses para acometer unas excavaciones de urgencia. Fue en el yacimiento del cerro de la Gavia, entre Getafe y Madrid. Las obras de este tramo del AVE empezaron en diciembre de 1999. Tres meses después, el descubrimiento de un poblado de la edad de hierro impuso al veloz tren un parón, hasta que las excavaciones (que ocuparon una superficie de 8.000 metros cuadrados) concluyeron en septiembre de ese año.

El poblado que salió a la luz tenía dos calles, entre las cuales fueron descubiertas algunas decenas de edificaciones de adobe. Se hallaron incluso algunos restos de las vigas de madera de las casas prehistóricas. Este poblado se ha convertido en uno de los yacimientos de la edad de hierro más importantes descubiertos hasta la fecha en la región.

Sus habitantes vivían de la agricultura y de la ganadería, como lo demostraron los instrumentos hallados bajo tierra: hoces, cerámicas, algunos restos de metal...

Los hallazgos encontrados en el cerro de la Gavia pueden ser visitados en el Museo Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares.

Una vez concluidas las excavaciones, las obras del AVE continuaron sin mayores contratiempos. Algunos taludes tuvieron que ser modificados respecto al proyecto original, pero el recorrido del tren se mantuvo.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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