Liceo y modernidad

El crítico de este periódico Agustí Fancelli vuelve a recordar, en su crónica sobre la Gran Scena Opera, la frase ya gastada "Liceo de todos". Comparto con él lo que apunta sobre el espectáculo, pero no la introducción (que las actuaciones de Isabel Pantoja, Lluís Llach y Bjork, que se le olvidó, significan una apertura del Liceo). Qué quieren que les diga. A riesgo de ser tachado de retrógrado, integrista y otras lindezas, diré que entiendo el eslogan Liceo de todos como la apertura de los espectáculos de un teatro de ópera a todos, no que el teatro se abra a otros tipos de espectáculos que nada tienen que ver con la lírica. Eso me pareció entender en las presentaciones que Josep Caminal hizo antes de la reapertura del teatro (posibilidad de multiplicar el número de funciones y de títulos cuando ya se sabía que había condicionantes como la disponibilidad de la orquesta y el coro que lo hacían inviable). Agustí Fancelli compartirá conmigo que el espectáculo presenciado en el foyer tiene que ver con el mundo de la ópera aunque sea desde una óptica iconoclasta, sarcástica o simplemente divertida, mientras que los otros espectáculos citados son totalmente ajenos a lo que se concibe para un teatro de ópera.

Si se quería que el Liceo acogiera todo tipo de espectáculos, ¿por qué no se construyó un edificio adecuado para ello? ¿Qué sentido tiene reconstruir un teatro como si fuera del siglo XIX para dar recitales con la tecnología de sonido del siglo XXI (amplificación, manipulación del sonido, etcéteera)?