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Reportaje:

Dinero, poder e Iglesia

Colectivos católicos progresistas críticos con Castillejo abandonaron la denuncia pública ante la falta de respaldo

En los últimos meses han llovido cartas anónimas sobre Córdoba. Cartas de denuncia, que acusaban al sacerdote Miguel Castillejo, presidente de Cajasur, de tener un inmenso patrimonio inmobiliario, de vivir en un lujo incompatible con su ministerio religioso, de ejercer un enorme poder desde la sombra, de actuar como el dueño de la ciudad. Daban datos muy detallados, remitiéndose incluso al Registro de la Propiedad, y apuntaban la existencia de la póliza de seguros por valor de 2,9 millones de euros que se hizo pública hace dos semanas. Pero sin ninguna prueba, ningún documento oficial, ningún rostro descubierto.

La única firma que llevaban era la de las 'comunidades cristianas de base'. ¿Y qué es una comunidad cristiana de base? Son grupos que tienen sus raíces en el Concilio Vaticano II; creyentes de izquierdas, vinculados a la teología de la liberación, comprometidos con la justicia social, ligados a los movimientos contra la exclusión y a favor de los derechos humanos, críticos con las jerarquías y los fastos de la Iglesia. En todas las provincias andaluzas existen colectivos de este tipo; el de Córdoba se llama Comunidad Cristiana Popular Sin Fronteras.

En los últimos meses se han difundido cartas críticas de las que nadie se responsabiliza
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Nota del Obispado de Córdoba en relación con Cajasur

Pero sus integrantes no son los autores de estos textos; ni siquiera los conocen. 'Escribimos muchas cartas abiertas entre 1991 y 1995', cuenta uno de ellos, que prefiere mantener el anonimato. 'Pero desde entonces no hemos vuelto a hacerlo'. Y saca una carpeta, y muestra recortes de prensa, de revistas, fotocopias. La Comunidad Cristiana Popular Sin Fronteras denunciaba a la Iglesia 'del poder, el prestigio y el dinero, cuyo ejemplo más representativo en nuestra diócesis es Cajasur'. Criticaban 'el testimonio tan poco evangélico' que daba la caja, que, decían, 'está provocando miedos, intereses, silencio, enriquecimiento, compras y ventas en el seno de la misma Iglesia'.

Imprimieron octavillas para repartirlas durante las procesiones. En ellas se leía: 'No hay eucaristía sin justicia. Donde no hay justicia, el intento de ofrecer un culto a Dios se convierte en una burla'. Eran pocos, unos 30 como máximo, pero insistentes. Y en 1995 se rindieron. 'Nadie nos hacía caso y nos quedamos solos, muy solos. Pensamos que ya habíamos dicho todo lo que teníamos que decir'.

¿Entonces, no tienen nada que ver con estas últimas cartas? 'No, para empezar nosotros no disponemos de tanta información', responde con media sonrisa el integrante de las antiguas comunidades. 'Además, su discurso ideológico no cuadra con el nuestro'. Estos anónimos rematan sus críticas a las acciones (y a la persona) de Castillejo apelando a la autoridad del obispo y recordando la obediencia y el respeto que le deben todos los sacerdotes de la diócesis. 'Los cristianos de base no son defensores de las jerarquías eclesiásticas, ni honrarían especialmente a un obispo conservador como éste. De eso se da cuenta cualquiera que sepa algo de eclesiología. Otros se encubren bajo nuestro nombre'.

No son los únicos. Otras fuentes, que también prefieren mantenerse ocultas, defienden que estos comunicados provienen del entorno cercano del presidente de Cajasur, y que se enmascara su procedencia haciendo ver que son los mismos disidentes de siempre. No resulta extraño que no se identifiquen; en Córdoba, cuando se habla de este tema, el primer requisito es el anonimato. Hubo incluso un grupo de sacerdotes de la ciudad que, ante la polémica que se alzó cuando se dio a conocer la póliza millonaria de Castillejo, se planteó pronunciarse, aunque sin dar sus nombres. Pero tras una semana de deliberaciones decidieron no hacerlo. La Conferencia Episcopal evitó manifestarse, pasando la responsabilidad a la diócesis de Córdoba. Y el propio obispado tardó dos semanas en emitir una nota.

No todo son quejas, denuncias y descalificaciones. También hay cristianos con sensibilidad de izquierdas que hablan bien del presidente de Cajasur. Manteniendo el anonimato, por supuesto. 'Castillejo es un hombre muy válido, independientemente de su rango sacerdotal', dice uno, maestro de profesión. 'Es una persona de gran humanidad, un mecenas de las artes. Cajasur cumple una función muy importante en Córdoba: si el 80% del ahorro de los cordobeses está en esta entidad será por algo. Y además desarrolla una gran labor social y cultural en la provincia'.

'Claro que veo la contradicción de la unión Iglesia-Dinero: es algo que ha sido históricamente una gran aberración. Jesús predicó otra cosa, y los bancos, por principio, son usureros. El evangelio dice que de la tierra nos iremos ligeros de equipaje', sentencia. 'Pero para saber lo que pasa en Córdoba hay que estar aquí'.

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