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El canal comenzado ayer duplicará otro incluido en las obras del Ebro

La puesta de la primera piedra del trasvase Júcar-Vinalopó es, a juicio del presidente del Gobierno, José María Aznar, la primera obra del PHN. Y así es, pero sólo desde el prisma oficial de los populares. Lo es si se tiene en cuenta que el PHN, documento bandera del PP en materia hidráulica, incluye, junto al trasvase del Ebro, cientos de obras de regulación de caudales, redotación de recursos, depuración y hasta de modernización de las infraestructuras ya existentes. Entre todos ellos, el canal previsto para enviar un máximo de 80 hectómetros desde el embalse de Cortes hasta las proximidades de Villena.

Pero desde otro prisma, más histórico, se comprueba que el trasvase Júcar-Vinalopó ya era una infraestructura reivindicada desde hace décadas por los regantes alicantinos y que recibió el visto bueno oficial al aprobarse por real decreto, en mayo de 1997, el Plan Hidrológico del Júcar (PHJ). Es más, el Júcar-Vinalopó ya estaba incluido en el convenio hidrológico firmado en enero de 1997 por Eduardo Zaplana e Isabel Tocino, por aquel entonces presidente de la Generalitat y ministra de Medio Ambiente, convenio que incluía obras en la Comunidad Valenciana por 68.000 millones de pesetas (más de 400 millones de euros).

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Sin embargo, para los críticos hacia este trasvase, la conducción no sólo es una parte dudosa del PHN, sino que hasta es redundante con el propio trasvase del Ebro. Así, el Estado inicia ahora cerca del embalse de Cortes unas obras que costarán 230 millones de euros para enviar agua desde el Júcar a las proximidades de Villena. Y dentro de un periodo indeterminado de tiempo el Gobierno construirá, dentro del trasvase del Ebro, otra canalización desde Tous (apenas 20 kilómetros aguas abajo de Cortes) también hasta el alto Vinalopó. Un camino podría ser más económico y sostenible que el otro. Pero los dos causan doble impacto y multiplican el coste.

Una obra sí incluida en el PHN, aunque por sorpresa y a última hora, es la construcción de un pantano en plena campiña de Monòver. El embalse, una presa reguladora del futuro caudal procedente del Ebro, cuenta con el rechazo de agricultores y vecinos. A su juicio, la infraestructura arruinará los cultivos de viñedos. Ayer, los vecinos aprovecharon la visita de Aznar a Villena para repartir folletos en contra del embalse.

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