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Tribuna:LOS PRECIOS DE LA ELECTRICIDAD
Tribuna
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Manipulaciones eléctricas

El Servicio de Defensa de la Competencia ha detectado una posible actuación concertada en el mercado eléctrico en noviembre de 2001 que provocó un incremento en los precios del 60%. Se trató de días de demanda especialmente alta que requirieron la entrada de centrales de fuel gas que en jornadas anteriores tuvieron una aportación de energía mínima. El hecho en sí es significativo ya que se trata de la primera conclusión en firme por parte del Servicio de Defensa de la Competencia en un mercado en que las tres principales compañías controlan una cuota de más del 80% y, además, el próximo 1 de enero será efectiva la libertad de elección de comercializador eléctrico para todos los consumidores.

Es evidente que la Administración debe mantener una actitud vigilante sobre el precio del pool, dado que resulta fácilmente manipulable por los principales generadores, con o sin acuerdo en la sombra. No obstante, la singularidad del mercado eléctrico es tal que conviene no olvidar algunos hechos importantes. El primero de ellos es la casi total desconexión entre los precios de generación el mercado eléctrico (pool) y las tarifas y los precios eléctricos que pagamos los consumidores. La demanda es prácticamente insensible a subidas en el precio del pool. Desde el inicio de la apertura del mercado, los clientes con capacidad de elección que han abandonado la tarifa eléctrica regulada para negociar sus contratos de suministro con comercializadores, han evitado vincular sus precios al precio del pool, debido a riesgo de precios altos en un mercado controlado por la oferta. Los clientes liberalizados han abaratado su factura eléctrica sobre la referencia de la tarifa regulada que siempre tienen como alternativa, al menos hasta el año 2007 en el que está prevista la desaparición de las tarifas reguladas en alta tensión. La inseguridad sobre el precio del pool ha limitado la aparición de comercializadores independientes, que se verían forzados a garantizar precios fijos a sus clientes pero tendrían que abastecerse de electricidad en el pool a precio variable.

En segundo lugar, las ofertas que realizan muchas centrales se ven a afectadas por las restricciones técnicas del sistema, que requieren que la producción de determinadas instalaciones para garantizar la estabilidad y el equilibrio entre la oferta y la demanda en todos los puntos de consumo. Estas centrales convocadas por restricciones técnicas aportan electricidad aunque su precio ofertado se haya situado por encima del precio de casación de oferta y demanda, y además son retribuidas al precio al que han realizado su oferta. Las centrales que son llamadas sistemáticamente por restricciones técnicas se pueden ver tentadas a maximizar sus rentas de localización ofertando con precios todo lo altos que quieran, con la casi seguridad de que serán retribuidos. Pero como contrapartida y dado que la oferta debe ser idéntica a la demanda, para dar cabida a las centrales que van a cubrir las restricciones técnicas, otras centrales que hicieron ofertas por debajo del precio de casación deben ser expulsadas del programa de generación, y no reciben ningún ingreso. A igualdad de condiciones, el criterio de expulsión es el precio, por lo que no son pocas las centrales que ofertan a precio cero para evitar ser desplazadas por restricciones técnicas.

En consecuencia, en el tramo de centrales con visos de fijar el precio marginal, es decir de situarse en la intersección de la oferta y la demanda, la curva de oferta muestra una pendiente muy acusada que provoca que variaciones pequeñas de la demanda se traduzcan en incrementos de precios elevados. Además, algunas centrales pueden presentar ofertas complejas que vinculen su precio al cumplimiento de determinadas condiciones, por ejemplo un número de horas mínimo de producción. Con todo, nos guste o no, cuando la demanda se dispara es inevitable esperar subidas en el precio del pool, que pueden llegar a ser espectaculares en años secos con poca producción hidráulica.

Una manipulación de precios más peligrosa sería la fijación de precios sistemáticamente por encima de los costes marginales en un equilibrio de oligopolio. En esta condiciones, el atractivo de precios altos debería promover la construcción de nuevas centrales eléctricas, previsiblemente de ciclo combinado con gas natural.

La discusión de fondo debe centrarse en la adecuación de un sistema de precios marginales a corto plazo (recordemos que toda la oferta y toda la demanda fijan precio cada hora) para el equilibrio del sector eléctrico a largo plazo. El modelo actual de determinación de los costes de generación a través de ofertas horarias de energía tiene la ventaja de no contentar a nadie: los consumidores no quieren vincular su factura eléctrica al precio del pool; la Administración recela de los precios del pool y no está dispuesta a trasladar automáticamente a las tarifas los incrementos en los costes de generación; y, por último, las eléctricas se ven forzadas a aceptar tarifas fijadas con criterios políticos y al margen de la evolución de los costes de prestación del servicio. Aunque no hay un plan B como alternativa al pool eléctrico, a los cinco años de su funcionamiento, y ante la inminente apertura del mercado, se impone una reflexión sobre sus limitaciones. A finales de 2002, la liberalización no ha dado una respuesta clara a los dos problemas básicos: cómo fijar los precios tanto regulados -tarifas y peajes- como competitivos, y cómo garantizar la renovación eficiente de la infraestructura eléctrica y su evolución acorde con el crecimiento del consumo.

Arturo Rojas es socio de Analistas Financieros Internacionales

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