_
_
_
_
Crónica:Liga de Campeones | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Depor exhibe su eficacia

El cuadro de Irureta se sobrepone a sus problemas defensivos y logra la clasificación en Milán

Xosé Hermida

El Depor tenía una misión en San Siro y la cumplió con puntualidad. Supo cerrar su preocupante boquete defensivo, en el que los improvisados centrales actuaron con gran eficacia, y exhibió toda la demoledora pegada de sus delanteros para lograr un triunfo que le ponía a salvo de cualquier sorpresa en el otro partido del grupo. Fue un partido un tanto extraño, marcado por la desidia inicial del Milan y la influencia de las noticias que llegaban de Múnich. El Depor empezó jugando con tres delanteros y acabó con tres medios centros, un alarde de versatilidad que le permitió una conquista que nadie debe desdeñar: seguir vivo en la Copa de Europa tras su paso por el grupo más duro de la primera fase.

MILAN 1| DEPORTIVO 2

Milan: Abbiati; Helveg, Simic, Maldini, Kaladze (Aubame, m. 85); Dalla Bona, Pirlo, Seginho; Rui Costa (Inzaghi, m.75); Tomasson y Schevchenko. Deportivo: Juanmi; Scaloni, Héctor, Romero, Capdevila; Mauro Silva; Sergio, Fran (Acuña, m. 64); Makaay (Duscher, m.78), Tristán y Luque (Amavisca, m. 55). Goles: 1-0. M.33. Centro de Kaladze, la pelota cae entre los dos centrales del Depor y Tomasson, solo, remata muy bien de cabeza. 1-1. M.58. Derechazo de Tristán desde fuera del área que Abbiati roza pero no despeja del todo. 1-2. M.70. Amavisca roba la pelota, profundiza rápidamente sobre Makaay, que corre y bate a Abbiati con la izquierda. Árbitro: Mike Riley (Inglaterra). 56.254 espectadores en San Siro. Última jornada de la Liga de Campeones, grupo G.

Más información
El Manchester, rival seguro de los de Irureta
El Deportivo, en otro 'grupo de la muerte'

A Irureta le entró en Milán un arrebato revolucionario y mandó a todos sus delanteros a invadir el palacio de invierno de San Siro. Nunca, desde que lleva dirigiendo el Deportivo, se había visto un Irureta tan desmelenado, tan dispuesto a asumir los riesgos de una ofensiva general en toda regla. Makaay, Tristán y Luque salieron juntos en el equipo inicial, toda una proclamación de intenciones atacantes. La osadía de Irureta implicó una remodelación general del sistema. Mauro Silva dio un par de pasos hacia atrás para cortar el suministro a la última línea del Milan y echar una mano a la desvencijada defensa deportivista, insólitamente formada por cuatro laterales, dos de ellos - Héctor y Romero- reconvertidos en centrales. También Fran retrocedió unos metros, en su caso para apoyar a Sergio en el centro del campo e impedir que se rompiese el hilo del juego.La explosión revolucionaria de Irureta tuvo efectos contradictorios. Con tanto delantero y tan poco centrocampista puro el equipo corría el riesgo de partirse por la mitad y condenarse al fútbol directo. Las correcciones introducidas por el técnico evitaron ese riesgo. El Deportivo disfrutó del balón casi ilimitadamente, con cierta contribución a su causa por parte del Milan, que se tomó el partido con mucha filosofía.

Por una de esas paradojas que tanto abundan en el fútbol, lo que le faltó al Depor en el arranque del choque fue profundidad. Jugó siempre con corrección y pulcritud, pero echó de menos un poco de picante en el ataque. De los tres delanteros, Luque fue el más activo en el tramo inicial, en el que protagonizó un par de ocasiones, las mejores del Depor durante la primera parte.

Como las noticias que llegaban de Múnich eran magníficas para el cuadro de Irureta, el partido fue transcurriendo sin mucho que contar. El Depor tejía sin acabar de encontrarle las cosquillas al Milan. La improvisada defensa de Irureta aguantaba con firmeza, ayudada por la escasa productividad del Milan en campo contrario. Pero los italianos acabaron animándose después de un centro de Serginho que pegó en el larguero. Fue como si la acción recordase al Milan que no estaba prohibido atacar. El despertar de los italianos coincidió además con el primer gol del Lens en Múnich, y las cosas se empezaron a complicar para el Depor, sobre todo cuando Tomasson se aprovechó del primer - y casi único- desajuste defensivo para marcar de cabeza.

El gol hirió al equipo de Irureta, al que pareció caérsele el mundo encima, sobre todo después de que el marcador de San Siro anunciase el inquietante empate del Lens en Múnich. El desconcierto empezaba a anidar en el equipo, e Irureta refrenó su ímpetu revolucionario. Se fue Luque, entró Amavisca y el Depor retornó a su delineación más clásica. El cambió coincidió además con la aparición de Tristán, quien acudió al rescate del equipo en un momento muy delicado. Cuando se centra en jugar al fútbol, Tristán es un tipo lleno de talento y recursos, capaz de disipar cualquier polvareda sobre su comportamiento personal, como la que se levantó recientemente a propósito de su cuidado físico. En San Siro lo volvió a demostrar. Cogió un balón a unos 30 metros de la portería, avanzó unos pasos, levantó la cabeza, colocó el punto de mira y lanzó un obús teledirigido que dobló los dedos de Abbiati, cuya gran estirada no pudo impedir que la pelota entrase por el ángulo de la portería.

El gol picó al Milan, y el choque cobró de repente todo el ritmo que le faltaba hasta entonces, con un incesante tránsito de un área a otra. Y en ese río revuelto se cobró el Depor la pieza definitiva, en un contragolpe que Amavisca interpretó muy bien. Su magnífico pase para el desmarque de Makaay lo resolvió el holandés a la manera de la casa: con una ejecución fría y eficaz. A Irureta ya sólo le quedó echar el cerrojo para que el Depor completase su trabajo.

Capdevila y Tomasson saltan por el balón.
Capdevila y Tomasson saltan por el balón.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_