Aznar defiende el actual Estatuto como garantía del progreso económico de Cataluña
El presidente asiste, junto a Jordi Pujol, a un acto de la patronal Cecot en Terrassa
José María Aznar efectuó ayer un nuevo intento de meterse en el bolsillo al empresariado catalán. Cantó las bondades de la política del Gobierno del PP frente al futuro incierto de CiU en la nueva etapa pospujolista que se abre. Aznar pidió una Cataluña 'más abierta' y defendió el actual marco estatutario como garantía del desarrollo económico catalán. El mensaje salió de los labios del presidente del Gobierno con un testigo de excepción: Jordi Pujol. Ambos coincidieron en la celebración de la Nit de l'Empresari, organizada por la poderosa patronal de Terrassa Cecot.
El interés de Aznar por resolver el problema catalán del PP -los escasos votos del partido en esta comunidad- ha quedado nuevamente patente con esta visita, la tercera en un mes y su segundo coqueteo político con representantes del mundo empresarial y económico de una Cataluña que, dijo, 'está en el centro del futuro de España'. Aznar, acompañado de su esposa, Ana Botella, e invitado de lujo en una cena que casi desbordó a los organizadores al reunir a 1.300 personas, no quería dejar pasar la ocasión de pedir una apuesta por una Cataluña más 'dinámica' abierta y bien incardinada en España.
La cena adquirió tintes preelectorales. Jordi Pujol también se atribuyó la paternidad de las recetas económicas del PP que han conseguido hacer de España, comentó, uno de los alumnos aventajados de Europa. 'Es muy significativo que España sea hoy un país virtuoso que cumpla con los criterios de Maastrich al contrario de lo que ocurre a Francia, Alemania, Italia y Portugal', manifestó. Pujol dejó claro que al margen de los desacuerdos de CiU y PP en otros ámbitos, como el del autogobierno, 'no tiene que extrañar' que defendienda la política económica del PP, 'porque ha dado resultados'.
De entrada, Pujol marcó territorio. Refiriéndose a los empresarios de Cecot, le espetó a Aznar: 'Les conozco muy bien. Son gente de primera, he venido muchas veces a esta cena'. Aznar le replicó que a él también le habían invitado más de una vez, pero que no había podido acudir.
Por la misma senda que tomó en octubre, en una comida del Foro de la Nueva Economía, ayer Aznar, acompañado de su hombre en Cataluña, Josep Piqué, quiso ahuyentar lo que considera 'ocurrencias' nacionalistas sobre el encaje de esta comunidad en España. Por ello, defendió su estatus actual frente a la voluntad del delfín de Pujol, Artur Mas, de redactar un nuevo Estatuto. Fue el mensaje aznariano de siempre: la estabilidad de la Constitución y del Estatuto garantiza las bases de convivencia y, por tanto, 'su estabilidad asegura cualquier avance de futuro'. Cuando Pujol evocó implícitamente las diferencias en este campo, Aznar le contestó que 'la España plural de hoy es un marco de respeto a la singularidad de Cataluña' y añadió que 'España asume sin complejos su realidad plural'.
Los elogios a las pequeñas y medianas empresas, y en particular a las catalanas, no estuvieron ausentes de la cena. Una sensación de euforia que el presidente de la Cecot, Eusebi Cima, quiso contrarrestar al final de su discurso con un 'España va bien, pero no tan bien'.
Inquietud empresarial
Los empresarios catalanes andan preocupados por el impacto de la inmigración, la futura ampliación de la UE y los bajos precios de las importanciones de países terceros. 'No podemos aspirar a que nuestro país sea ya atractivo por su mano de obra barata', aludió Cima sobre la tendencia a la huida de inversiones hacia los países del Este. La patronal de las pymes de Terrassa quiere que su voz se escuche en la 'planificación a largo plazo' que estos cambios comportan y en la 'definición de nuestro país', agregó Cima.
El alcalde de Terrassa, el socialista Pere Navarro, aprovechó su condición de anfitrión para lanzar una apuesta por la excelencia y la necesidad de que el Vallès Occidental sea más competitivo con la ayuda del Gobierno. Reclamó infraestructuras y equilibrio tributario.
La presencia de la flor y nata del empresariado vallesano fue aprovechada por Aznar para cantar las excelencias de la supresión del IAE, una medida que, aseguró, beneficiará a 415.000 empresas catalanas, 311.000 de las cuales de Barcelona. Aznar hizo alusión a iniciativas legislativas económicas como la rebaja de la presión fiscal en el IRPF y en el impuesto de donaciones, la ley de la Nueva Empresa o la Concursal.
Una foto con 'Jose' y Ana
'Nadie se conforma sin más', dijo en su discurso el alcalde de Terrassa, Pere Navarro, al referirse a las necesidades de su ciudad. Seguramente sin quererlo, con la última palabra, que suena igual que el apellido de Artur Mas, Navarro hizo un guiño al candidato a la sucesión de Pujol. Ayer, el mínimo gesto destilaba carga electoral.
'Se acerca el momento', comentaba con ironía, y no era el único, el representante en Cataluña de una multinacional. Se refería a la pugna soterrada de CiU y el PP por captar votantes entre el empresariado catalán a medida que se acercan los comicios autonómicos de otoño y los generales de 2004.
Es una carrera que los empresarios no quieren desaprovechar. 'En estos momentos, los políticos están más abiertos a nuestras demandas y Aznar es un interlocutor', confesaba un empresario de Terrassa.
La cena de ayer se celebró en territorio pyme. Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto y galardonada por su apuesta por las pequeñas empresas, casi desentonaba. Se sentó a la derecha de Ana Botella, que coquetea con su salto a la política. Al otro lado de Botella, Pujol. Frente a ellos, Aznar conversaba con Eusebi Cima, el jefe de Cecot.
A la organización se le ocurrió que el café se tomara de pie para facilitar el contacto directo con los asistentes. Moncloa estuvo encantada de acercarse a su deseado electorado. No en vano, la cita estuvo precedida de numerosas cartas a la prensa local de ciudadanos contrarios a la presencia de Aznar. Algunas acicaladas damas comentaban que no hubieran asistido a la cena si no fuera por el deber de acompañar a sus maridos. 'Es más fácil entendernos por cuestión de talante cultural con la Generalitat', dijo otro empresario. Pero todo el mundo quería una foto con el presidente del Gobierno o con su primera dama. A tenor de lo visto en Terrassa, la relación entre Aznar y Pujol no sabe dulce. No llegaron juntos. La mesa era muy ancha y no facilitaba las confidencias.
En la entrega de 11 premios, la corbata roja de Eusebi Cima separó wen todo momento la azul de Aznar de la amarilla que lucía Pujol. No hubo bromas, ni sonrisas de complicidad, en un acto en el que predominó claramente la lengua catalana, también por parte de Pujol.
El deshielo sólo se produjo cuando Pujol se dirigió a Aznar desde el estrado con un imperativo '¡Presidente!' que arrancó las risas del público. Aznar le pagó con la misma moneda y le espetó con rotundidad un '¡President!'.
Con Pujol estuvo su esposa Marta Ferrusola y su reforzado hijo Oriol. Entre los acompañantes restantes, destacó la presencia de Joan Rossell (Fomento de Trabajo), Manuel Lao (Cirsa), Oriol Badía (Caixa Terrassa), César Bardají (Winterthur) y Salvador Alemany (Acesa).
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