Diez paquistaníes se suman a dos parejas iraquíes en huelga de hambre en Melilla
Diez paquistaníes se sumaron ayer a las dos parejas iraquíes (una de ellas con un bebé de ocho meses) que llevan una semana en huelga de hambre en Melilla para reclamar su regularización. Las familias Chammary-Bamadan y Al Jopori-Sopori no ingieren más que agua con azúcar desde hace una semana para intentar conseguir los permisos de residencia y trabajo que les permitan trasladarse a la Península para buscar un empleo.
Tanto las dos familias iraquíes como los inmigrantes paquistaníes duermen a la intemperie y aseguran que no abandonarán la huelga de hambre hasta que se atiendan sus demandas. 'No podemos volver a nuestros países porque huimos de la pobreza y la dictadura', comentó ayer un de los extranjeros.
Sin embargo, el delegado del Gobierno en Melilla, Arturo Esteban, indicó que 'esa postura de fuerza no conduce a ningún sitio', por lo que les animó a abandonarla. El lunes, Esteban había indicado a los iraquíes que 'lo mejor que pueden hacer' es 'intentar regresar a su país', pese a la crisis diplomática suscitada por las acusaciones estadounidenses contra el régimen de Sadam Hussein y a la amenaza de guerra si no cumple las resoluciones de Naciones Unidas.
El delegado del Gobierno señaló además que en las dos familias iraquíes 'no se dan las circunstancias humanitarias' que podrían hacerlas acreedoras del permiso de trabajo, por lo que confirmó que serán expulsadas.
Por otra parte, el delegado del Gobierno para la Inmigración, Ignacio González, visitará hoy Melilla y mañana Ceuta para conocer sobre el terreno la situación creada en esas dos ciudades por la llegada masiva de extranjeros por su condición de frontera de la Unión Europea.
