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Reportaje:

Mucho más que un lavado de cara

Uno de los hostales más emblemáticos de Bilbao, el Arana, se ha remodelado para atender al cliente del siglo XXI

Esta tarde se inaugura oficialmente el Hotel Petit Palace Arana, de la cadena High Tech, en Bilbao. Cuenta con 64 habitaciones, dos de ellas para minusválidos, modernas y cálidas a un tiempo. 'Buscamos valores diferenciales, crear un hotel actual, sin perder el trato personalizado', indica Iñaki Susilla (Portugalete, 1979), director del Petit Palace. Para ello han hecho uso de las nuevas tecnologías, que trabajan en su favor (su base de datos les permite estar al tanto de los gustos de los clientes) y para el huésped (las habitaciones disponen de ordenador y conexión a Internet).

El hotel se encuentra situado en un lugar privilegiado: en el Casco Viejo de Bilbao, enfrente del Teatro Arriaga y cara al Parque del Arenal. Esa característica ya era apreciada por los antiguos clientes del hotel cuando era hostal, el Hostal Arana. Comerciantes, viajantes, fabricantes de tejidos catalanes, elegían el lugar para sus estancias en Bilbao en los años 50 y 60, cuando el Casco Viejo era el centro del comercio.

Se dice que allí se alojó Balduino de Bélgica para cortejar a Fabiola, de veraneo en Zarautz

Así lo recuerda Javier Arana Legarreta (Bilbao, 1935), nieto del fundador del hostal. La saga de los Arana comienza en 1905, año en que el abuelo Modesto fundó el establecimiento junto a su mujer, Antonia Ormaechea. Tenía entonces unas 40 habitaciones y un gran comedor 'como restaurante'. El Arana es el único hotel que existe en la capital vizcaína de la época, asegura el representante de la tercera generación. 'Quizá hasta sea el más antiguo de Vizcaya', aventura Javier Arana.

Esa antigüedad ha sido bien aprovechada por el equipo de arquitectos encabezado por Ángel Gorostiaga, encargados de la remodelación integral del edificio. La fachada permanece intacta y, en el interior, se han descubierto vigas y paredes de ladrillo y de piedra. 'Está precioso y resulta que nosotros lo teníamos cubierto. No había visto estas vigas hasta ahora', explica Arana Legarreta.

Él es representante de un tipo de hostelería que ha ido desapareciendo. 'Las primeras décadas lo más importante del hostal era el restaurante. Se daban muchos banquetes, grandes comidas. Incluso se servían comidas en otros lugares. Puede que fuéramos uno de los primeros catering de Vizcaya', recuerda Arana. En 1926, acudió a Bilbao José Antonio Primo de Rivera y el hostal dio una comida 'para 2.500 comensales en el Frontón Euskalduna'.

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De los tres hijos de Modesto y Antonia (Nieves, Francisco y Pilar) fue la mayor la que heredó el negocio. Nieves se casó con Pepe Legarreta, jugador del Athlétic y nieto del fundador de Cafés Legarreta. Entonces, quien dirigía el negocio era Francisco. El último de los Arana (por ahora) al frente del hostal, Javier, no llegaría al establecimiento hasta 1968. 'Lo principal que tuve que hacer fue sanear las habitaciones, pintar, cambiar colchones y somieres', comenta. La categoría del establecimiento mejoró a la de 1ª B: 'Teníamos 69 habitaciones y el 80% con baño'. Eso sí, algunas eran unas bañeras como piscinas. 'Muchas actrices que venían al Teatro Arriaga se alojaban en nuestro hostal para relajarse en esos baños'.

Arana Legarreta también tuvo que reorganizar al personal. 'Había 33 personas trabajando a tope y no teníamos beneficios'. Hacia 1970 el negocio de los comedores de los hoteles 'bajó mucho' y el restaurante del Arana dejó de ser el principal activo del hotel. 'Este era un establecimiento típicamente familiar. Había clientes que vivían largas temporadas en él a pensión completa'. También había clientes fijos, que regresaban año tras año. 'Los ciclistas de la Vuelta Ciclista a España, cuando la etapa llegaba a Bilbao, se alojaban aquí. Estuvieron Bahamontes, Charly Gaul, Anquetil, los hermanos Morales', dice Arana, aunque reconoce que tiene mala memoria y que se le escapan decenas de nombres de actores y actrices y cantantes de ópera que elegían su hostal.

También se dice que en el Arana se alojó el rey Balduino de Bélgica cuando era príncipe. 'Venía a ver a la reina Fabiola, que veraneaba con su familia en Zarautz. Pero no se registraba él, sino un acompañante'. Javier Arana sabe que en los salones del hostal se realizaron muchas reuniones políticas, pero 'a puerta cerrada'.

Eran otros tiempos, otros hoteles. En 1949, una habitación en el Arana con pensión completa costaba unas 50 pesetas. En 1963, 232 pesetas para una persona y 450 para dos. Ahora, el Petit Palace Arana muestra sus precios en euros.

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